Días después del parto la familia lo invitó a comer, dice el trabajador del volante.
“Me pidieron el servicio a un hospital, pero la señora ya se veía mal y durante el camino me decía que hiciera algo porque se le venía saliendo así que me detuve en medio de la carretera y pedí una ambulancia para que la ayudaran, aunque no alcanzó a llegar al hospital y dio a luz en el taxi”.
Así narró José Hernández una de las muchas anécdotas que ha vivido durante los 20 años que lleva trabajando como taxista. Confesó que al principio sintió temor porque no creía posible que una mujer pudiera dar a luz en los asientos de un vehículo, hasta que escuchó el llanto del bebé.
Aunque el caso ocurrió hace cinco años, asegura que lo recuerda como si hubiera pasado ayer.
Dijo que tiempo después del parto, la familia de su cliente lo buscó y en agradecimiento le invitó una comida, porque consideraron que hizo una buena acción.
En lo que respecta a su actividad diaria, apuntó que a raíz de la emergencia sanitaria la demanda en el servicio disminuyó de manera considerable y a veces con mucho esfuerzo reunía el dinero para entregar la cuenta a su patrón.
Al inicio de la pandemia de covid-19 fue tanta la afectación económica que en varias ocasiones quedó a deber la cuenta para poder comprar el combustible y solventar los gastos en su casa.