Decía el maestro Sandro Cohen que “es importante redactar bien y que cualquiera puede aprender a hacerlo si se lo propone” (Cohen 2002, 11). ¿Será cierto? ¿Pero cómo? Comencemos con lo básico: ¿quién norma la escritura y el habla en nuestro idioma? Expondré una respuesta breve. El lenguaje tiene dos marcos normativos: la costumbre y el uso. Digamos: el ayer y el hoy, la regla y la cotidianidad, la teoría y la práctica, el antes y el ahora.
La costumbre. Hagamos historia: todos los idiomas que conocemos proceden de la Familia Indoeuropea, como la llama Antonio Alatorre (Alatorre 1989, 11-12). Asimismo, las reglas tienen muchos años de existencia: “Las gramáticas más antiguas que se conocen provienen de la antigua India, y tratan de las reglas del idioma sánscrito” (Sparano 2016). No podrían hacerse reglas sin mirar al pasado: “En el mundo occidental, la gramática surgió como disciplina en Grecia, con varios autores, entre ellos Aristarco de Samotracia, quien la bautizó el arte de las letras” (Sparano 2016). El griego es una de las fuentes del español, lo mismo que el latín.
En 1492, Antonio de Nebrija publicó la Gramática de la lengua castellana, primera en su naturaleza en español. Se llamó castellano por haberse elegido el idioma hablado en el reino de Castilla; “no sólo es el primer tratado de gramática de la lengua española, sino también el primer tratado impreso de una lengua romance” (Sparano 2016). Las romances fueron el resultado de mezclar latín con idiomas locales, resultando en francés, español, italiano, portugués y otros.
También hay instituciones: “La Real Academia Española (RAE) se funda en Madrid el año 1713, bajo el reinado de Felipe V y por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, inspirada en el modelo de la Academia Francesa y con el propósito, reflejado en sus primeros estatutos, de trabajar al servicio del idioma español” (RAE 2019). A ella, le siguieron otras academias en distintos países: hoy contamos con 23, reunidas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale).
En la Asale se agrupan incluso la de Guinea Ecuatorial (África) y la de EUA, cuya lengua oficial no es el español, pero donde viven unos 62 millones de hispanoparlantes (Instituto Cervantes 2020). Menciono a las academias, porque ellas norman el idioma. La Academia Mexicana de la Lengua nació en 1835 (AML 2022) y cuenta con una página web bastante activa: www.academia.org.mx
Entonces, las autoridades se encargan de normar la lengua, de establecer sus reglas. Lo hacen a través de diferentes eventos y productos. Cada Academia se reúne con cierta frecuencia para tratar temas relacionados con el español y la reunión de la Asale también es frecuente. Los académicos publican obras, acuerdos, actas y otros documentos.
Son de especial interés los diccionarios, las gramáticas, las ortografías y ediciones conmemorativas, que sirven como marco a nuestro idioma. Destacan, por ejemplo, el Diccionario de la lengua española, de la RAE, consultable en línea y actualizado con buena frecuencia; así como el Manual de la Nueva gramática de la lengua española, disponible en venta.
No solo las instituciones se encargan de obras así. También hay especialistas que han logrado libros portentosos, como Maria Moliner y su Diccionario del uso del español (Gredos, 1967), extensa obra, indispensable para cualquier estudioso del tema. Destaco, por mi propia experiencia, otras como el Curso de redacción de Martín Vivaldi (Paraninfo, 1981); el Manual de gramática española de Rafael Seco (Aguilar, 1979); y Redacción sin dolor de Sandro Cohen (Planeta, 1994), por mencionar algunas.
Hay otros libros, tratados, manuales especializados en lexicografía, fonética, fonología, ortografía, puntuación, sintaxis o para la redacción de distintos géneros literarios, periodísticos, científicos o académicos. De estos últimos, tenemos Normas técnicas y de estilo para el trabajo académico de Miguel López Ruiz y El libro y sus orillas de Roberto Zavala Ruiz, ambos de la Colección del Editor de la UNAM.
Con ello, además, vemos que otras instituciones también proponen reglas para el trabajo con el español. Universidades, centros de investigación, fundaciones, editoriales y revistas especializadas también cuentan con una serie de criterios editoriales o de prosodia, que sirven de referencia como reglas.
Si bien el español se enseña a los ciudadanos mexicanos desde la primaria, está claro que hay escuelas especializadas en su estudio avanzado, como las universidades que ofrecen licenciaturas en letras, literatura, lingüística, periodismo, comunicación, creación literaria y afines, donde el idioma es una de las herramientas principales. Destacan, instituciones como UNAM, Ibero, Colmex, UAM, UAEMorelos, Carlos Septién, El Colegio de Morelos, entre otras, por sus programas de licenciaturas y posgrados.
Bibliografía
Alatorre, Antonio. Los 1001 años de la lengua española. CDMX: FCE, 1989.
AML. AML. 2022. https://www.academia.org.mx/la-academia/historia.
Cohen, Sandro. Redacción sin dolor. CDMX: Planeta, 2002.
Instituto Cervantes. El español: una lengua viva. Informe 2020. 2020. https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_20/informes_ic/p04.htm.
RAE. Historia de la Real Academia Española. 2019. https://www.rae.es/la-institucion/historia#:~:text=La%20Real%20Academia%20Espa%C3%B1ola%20(RAE,al%20servicio%20del%20idioma%20espa%C3%B1ol.
Sparano, Romina. «Historia del español y su gramática.» Rescate del español. 28 de Junio de 2016. https://rescatedelesp.com/historia-del-espanol-y-su-gramatica/.
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