Cuida su jardín, lo riega, desbroza y acicala; ritual vespertino en un escenario que mira diferente al matutino, la luz cambia las formas, sombras nuevas, el color se desvanece y muta, la matina convierte la silueta cristalina y de noche es perfil sólido en reposo. Roger no lo piensa, lo vive, de él nutre su mirada, trasfigura, sumerge sus ojos en rituales internos y pinta, él, como dice Juan García Ponce, “ha sido capaz de crear un lenguaje siempre renovado en el que no importa ni tiene ningún interés la relación con lo que se imita, con aquello que ha afectado la sensibilidad del artista antes de la creación, sino la fuerza emocional e intelectual de ese lenguaje, de esa serie de signos siempre intangibles porque el artista ha logrado darles una configuración en la que toda esa carga emocional está presente y se hace comunicable”.
Las obras de Roger von Gunten no envejecen, sin fecha de prescripción los rojos, amarillos y azules renuevan su gama y ésta crece, trastoca las imágenes y emergen colores secundarios, contrastes que dibujan una palmera, mujeres desnudas, peces y hongos, flores, caracoles, barcos, la mano es fiel a sus impulsos y cada obra renueva su compromiso con la luminosidad, la saturación y evanescencia. No envejecen porque ellas contienen un presente que habitamos, no hay rutina, no hay pasado, son alegoría de alboradas, de luz y de colores, realidad transfigurada. Si el pretérito es pasado inmediato, recorrido, su mano cambia el había y hubo en futuro: recorrerá.
Sabemos de Roger por sus lienzos, dibujos, gráficas, ensambles, esculturas, libro-objeto-poema. De azul nopal y verde tiempo, paraísos inventados, mar de pericos, huecos en el mar y el amado mundo a la instancia del arte, el trasiego marca su estilo, su huella que hoy identificamos y gozamos. Johannes Etten afirma que “el color es vida; porque un mundo sin color nos parece muerto. Los colores son ideas primordiales, hijos de la luz.” Roger, discípulo fiel de Etten lo sabe, practica la multiplicación y crea vida, los colores son vástagos luminosos que aparecen en sus obras: el universo de von Gunten.
Porque además sabe y reconoce con humildad su origen, no aquel que limita una frontera, pues como dijo Octavio Paz aludiendo a la generación a la que pertenece Roger “el arte no es una nacionalidad pero, asimismo, no es un desarraigo, el arte es irreductible a la tierra, al pueblo y al momento que lo producen; no obstante es inseparable de ellos”.
No importa el sustrato y materiales que los artistas usen, tan valiosa es la obra única como el original múltiple y la escultura: la paleta y los pigmentos, el tórculo y el caballete, la brocha y la espátula, barnices, trementina y bruñidor. Cuando sabes transmitir el medio es posibilidad y nunca limitación. Roger fluye en aguatinta y aguafuerte, en óleos y acrílicos, grafito y tinta; madera, bronce, mármol, Su mano pule la piedra, dibuja en piedra litográfica, juega con la diversidad y surge la serigrafía; el grabado obliga un margen, sus trazos lo abren, navega y saca de este recorrido una legión de asombros.
Las obras de Roger son siempre un camino, itinerario sembrado de grabados, cartografías trazadas sobre lino, imágenes que atrapan la fuerza de lo intangible, el impulso de la línea, su mano diestra no se agota, hay ímpetu en su vida; es un hombre que el tiempo cuida, ha logrado conectar con el silencio, ese que narra elocuencia sin palabras, es la primacía del color. Hombre que ama por igual la lectura de una obra literaria o filosófica, la música de Sibelius, las mañanas refrescantes y los crepúsculos rojos, sus obras son la impermanencia que da sentido a lo que Paz dice: “La obra de arte nos deja entrever, por un instante, el allá en el aquí, el siempre en el ahora”.
Roger tiene muchos años de vivir en Morelos, en una zona alta de Tepoztlán. Y para celebrar sus 90 años de vida este próximo 29 de marzo, el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público abrió el pasado jueves 23 una amplia exposición que muestra su gran trayectoria, el enorme legado que von Gunten ha creado para México y para el mundo.
