Hace ocho años Fernando Martín Soto se vio involucrado en un accidente de tránsito. Aunque asegura que la culpa fue de un conductor particular que ignoró el semáforo, dice que ese hecho le dejó una gran lección, la de conducir con precaución y la necesidad de recibir capacitación constante, porque ser chofer es una gran responsabilidad.
A decir del trabajador del volante, en esa ocasión se sintió preocupado y nervioso al ver que el vehículo, con todo y sui conductor, se volteó a media calle.
Fernando dijo que entonces bajo de su vehículo para preguntar al automovilista al automovilista por su estado de salud.
Aunque el otro conductor solo tenía dolor en el cuello y un brazo, fue llevado a un hospital mientras que el camión del transporte colectivo que el entrevistado conducía terminó en el corralón.
Gracias al testimonio de una pasajera y de un taxista, él fue exonerado, aunque también el automovilista reconoció que tuvo la culpa al no respetar el semáforo.
“En ese momento lo primero que sentí fue nerviosismo, me preocupé por el conductor; estaba tan asustado que no apagué el carro y me fui rápido para ver cómo estaba. Después una señora me dijo ‘si me paga el día yo lo acompaño como testigo’ y nos fuimos al corralón junto con un taxista que vio todo, y el chavo admitió que tuvo la culpa porque se pasó cuando el semáforo estaba parpadeando”.
Desde aquella ocasión -indicó- ha recibido dos cursos de capacitación, en las cuales le han enseñado, principalmente el manejo a la defensiva y el trato a los usuarios.
“Siempre he dicho que hay que manejar con precaución, pero a veces uno va bien concentrado y no sabes cómo vienen los demás”.