Trabaja como taxista, pero no le alcanza el dinero.
Raúl Quinto, quien trabaja como chofer de taxi desde hace 27 años, enfrenta el enorme reto de conseguir recursos para que su hijo -y otras personas más- que carece del sentido del oído, reciba un implante que le permita oír.
El trabajador del volante busca la ayuda las autoridades estatales para que un grupo de 20 jóvenes -entre ellos su hijo- pueda recibir un implante coclear, pues dijo que aunque algunos de los posible s receptores todavía escuchan de un solo oído, otros han abandonado sus estudios por las deficiencias auditivas severas que padecen.
Contó que el próximo domingo su hijo José Carlos Quinto Domínguez realizará su examen de admisión en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) para estudiar la licenciatura en enfermería, pero tiene deficiencias auditivas, ya que solo escucha por un oído.
El entrevistado afirmó que sus ingresos como taxista son insuficientes para adquirir el dispositivo electrónico que debe ser implantado quirúrgicamente a su hijo.
“Del taxi definitivamente no sale ni juntando el sueldo de su mamá. Ojalá las autoridades nos pudieran apoyar porque somos 20 familias que estamos en esta situación y el aparato que usa actualmente mi hijo a partir del 31 de diciembre quedará obsoleto”.
Señaló que el procesador que requiere cada joven cuesta alrededor de 270 mil pesos y tiene una vigencia de siete a diez años. En el caso de su hijo, el dispositivo le serviría hasta cumplir los 28 años de edad.
Afortunadamente -afirmó- su vástago no ha sufrido burlas por parte de sus compañeros, sino que, al contrario, lo han apoyado; sin embargo, hay otros jóvenes que dejaron la escuela porque el aparato que usaban dejó de funcionar y sus familiares carecen de los recursos para comprar uno nuevo.
Carlos Quinto -apuntó el papá- tiene la esperanza de ser aceptado en la máxima casa de estudios, aunque también presentará el examen de admisión en la Universidad Tecnológica Emiliano Zapata (UTEZ) donde planea estudiar contabilidad. La ventaja es que tiene la facilidad de la lectura labiofacial.
“También estamos pidiendo ayuda a la beneficencia pública y parece que nos ayudarán porque ya nos pidieron documentos, pero también queremos que el gobierno nos ayude porque en el ISSSTE y en el IMSS ya nos dijeron que no se puede”.