A los 16 años de edad, Ismael Fierro Ávila recibió la noticia de que sería papá, por lo que en lugar de continuar con sus estudios universitarios empezó a buscar trabajo para poder mantener a su familia.
Ismael terminó una carrera técnica en mecánica automotriz y aunque buscó trabajo en varios talleres, no tuvo suerte. Durante un año trabajó vendiendo tamales y atoles hasta que un amigo lo invitó a trabajar como chofer en la Ruta 16, donde estuvo seis meses.
Sin embargo, afirmó que le generaba mucho estrés conducir un camión, así que lo dejó y buscó una oportunidad de trabajo en la empresa de transporte Intermunicipales, donde labora actualmente.
Aunque reconoce que ser chofer es una labor cansada porque trabaja de 4:45 de la mañana a 10 de la noche, dijo que por el momento seguirá al volante hasta que tenga dinero para poder abrir un taller mecánico.
“Aquí se trabaja todo el día y todos los días, si hay chance descansamos, pero casi siempre trabajamos todo el mes hasta que alguien nos pueda cubrir. Se habla con el patrón para poder agarrar uno o dos días de descanso, pero los descansos no son cada semana”.
A pesar de que su jornada es de más de diez horas diarias, afirmó que en ocasiones con mucho esfuerzo apenas reúne el dinero para entregar la cuenta y para comprar el combustible, de tal manera que a veces llega a su casa sin un peso.
Apuntó que cuando le va bien se lleva 200 o 300 pesos.