La educación, de acuerdo al objetivo número 4 que se ha establecido en la Organización de las Naciones Unidas para que los países logren alcanzar el Desarrollo Sostenible y, con ello, puedan mejorar el nivel de vida de sus morelenses, señala que se debe “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.
La educación superior es una llave de acceso para la movilidad social. Las personas que tienen mayor grado de estudios pueden aspirar a una vida más plena y a mejores oportunidades laborales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha concluido que la educación puede incrementar notablemente la riqueza de un país como México, en más de un 28%.
Sin embargo, la educación superior en Morelos parece vivir una crisis. La Asociación de Instituciones de Educación Superior Particulares del Estado de Morelos dio a conocer esta semana que su matrícula de alumnos se redujo en 35%. Esto puede significar que a los jóvenes ya no les interesa estudiar una carrera profesional o que el deterioro de las condiciones económicas los obliga a ello.
Sumado a esto, la SEP ha dado a conocer que, en general, solo el 62% de los jóvenes morelenses que acaban el bachillerato continúan estudiando. Es decir, un 38% de los morelenses renuncian a estudiar una carrera profesional. También encontramos que solo el 40% de los morelenses que tienen edad para estudiar una carrera, lo están haciendo. Preocupante sin duda.
Finalizo con una reflexión para nuestros adolescentes y jóvenes en el estado que están indecisos o que ya abandonaron sus estudios. Aunque la educación superior no es garantía absoluta de mejores empleos e ingresos, es un requisito importante para aspirar a mejores oportunidades. Dejar de estudiar, solo por apatía o desconfianza, puede ser lamentable a largo plazo.