Aunque Gilberto agradece el gesto amable de su patrón, que le disminuye la cuenta en vacaciones de verano, dijo que por el receso escolar en ocasiones llega a su casa con 60 pesos, aunque trabaja de 4:55 de la mañana a 7:30 de la noche.
Durante esta temporada, su patrón le disminuye la cuenta, que pasa de mil 100 a 900 pesos diarios, aunque aún así con mucho esfuerzo reúne ese dinero y lo de la gasolina.
“Dependemos mucho de las escuelas. Nosotros pasamos por unas seis escuelas y los ingresos llegan a bajar hasta 500 pesos al día; trabajamos 14 horas diarias, porque hay que juntar al menos dos mil pesos para entregar la cuenta y comprar el combustible para la combi”.
La ventaja -refirió Gilberto- es que no tiene familia que dependa de él, al contrario de varios de sus colegas, que tienen hijos y durante ese periodo tienen que juntar el dinero para comprar uniformes y útiles escolares para el regreso a clases.
“Me pongo en el lugar de los demás y no sé cómo le hacen con sus hijos. Por eso digo que lo que me lleve es suficiente para mí, pero también hay días muy flojos y aunque empiezo bien temprano y hago siete recorridos, con trabajos junto 50 o 60 pesos”.