Martín Piña reconoce que ser operador del transporte público es una labor cansada, pues la mayor parte del día permanece sentado y a veces no tiene ni siquiera el tiempo necesario para comer, pero a pesar de eso afirma que seguirá al volante, porque obtiene mejores ingresos que en otros trabajos.
El entrevistado dijo que algunos operadores han enfermado debido a que permanecen sentados por varias horas y a veces no toman el suficiente líquido para hidratarse y tampoco descansan lo suficiente.
“Hay muchos choferes que han perdido los riñones por ir sentados. Además, no toman agua, no comen a sus horas y no descansan como se debe”.
Cuestionado sobre si ha pensado en dejar el volante, dijo que no, porque le gusta este oficio y el dinero que obtiene le alcanza para mantener a su familia.
Su trayectoria al volante es corta, de apenas dos años, y durante ese tiempo se ha encontrado con todo tipo de pasajeros, desde los que son amables hasta los que se molestan por cualquier situación.
“A veces te topas con gente buena y te da buen trato, pero también hay gente mala; hay de todo y en cada recorrido se ve algo diferente. Es un trabajo estresante porque te encuentras con cada cosa”
Por ejemplo -apuntó- le estresa el tráfico y cuando los automovilistas particulares no respetan los carriles, así como el hecho de que los pasajeros se molestan porque dicen que conduce rápido y no saben que tiene que cumplir con el tiempo que le indican en la base.
“La gente piensa que uno viene corriendo porque está loco, pero no sabe que uno tiene que llegar a tiempo con el checador. Hay que cumplir con lo que nos dicen en la base, y eso no lo entienden los demás”.