En la pasada entrega olvidé mencionar que la balanza turística superavitaria se da a pesar de las constantes alertas que el gobierno norteamericano da a sus connacionales para que no viajen a determinados lugares de nuestro país con altos índices de delitos, pero pareciera que o tienen otros datos o conocen de sobra nuestro territorio, porque de los 38,3 millones de personas que ingresaron en 2022, tan solo por vía aérea lo hicieron 13.1 millones de estadounidenses, representando el 34% del total y primer lugar en número de visitantes, siguiéndole Canadá con 1.8 millones en segundo lugar. Para 2024 se prevé una afluencia superior una vez que empiece a operar el Tren Maya, que está levantando una gran expectativa mundial y nacional debido a la gran preferencia que existe en el mundo por el turismo cultural.
Otro de los renglones que inciden favorablemente en el fortalecimiento de nuestra moneda es la inversión extranjera directa (IED), considerada que llegó para quedarse en cualquiera de los sectores productivos en los que se invierte a largo plazo. En 2022 esta llegó a 22,443 millones de dólares (MDD), y para el primer semestre de 2023 llegó a un nivel récord de 29,041 MDD, 41% superior al mismo período de 2022. De esta manera ¡la IED en estos cuatro y medio años de gobierno asciende a 134,478 MDD! Cifra récord que ni los gobiernos anteriores alcanzaron con todo y sus privatizaciones. En este período, no tenemos privatizaciones ni nuevas concesiones mineras o de otro tipo a extranjeros. Lo anterior demuestra la gran confianza del capital extranjero en nuestro país habida cuenta del futuro potencial de los negocios al amparo del T-MEC, de la estabilidad económica y política con que contamos, la ausencia de déficits presupuestales, la conversión y modernización de la planta eléctrica y nuevas inversiones en energías limpias como la de Sonora, el inicio de la próxima operación del Corredor Transoceánico, el tren Maya y la generación de nuestros propios combustibles en su totalidad con la modernización de las refinerías y nuevas plantas coquizadoras, así como la refinería de Dos Bocas. Todos estos elementos aportan seguridad y confianza en un sector extranjero demandante de este tipo de servicios, que por primera vez en nuestra historia seremos autosuficientes, lo que contradice las mentiras propaladas por la comentocracia y la prensa al servicio de poderes fácticos de que no tenemos inversión extranjera, que tampoco es la panacea para lograr un crecimiento real del Producto Interno Bruto (PIB).