Hace más de diez años Omar Martínez Basilio incursionó en el transporte público como operador, pero un año después lo dejó porque comprobó que el volante es una gran responsabilidad, pues llevan más de 50 pasajeros a su cargo.
“Como chofer te estresas, porque es mucha responsabilidad estar al pendiente de la gente y de que los automovilistas y motociclistas no se metan en tu carril. No es lo mismo manejar que estar apuntando en una libreta el tiempo de diferencia que llevan”.
Señaló que como checador se encarga de registrar el tiempo de diferencia que llevan los operadores de las unidades de la empresa “Aliados de Morelos” y de la Ruta 15, que circulan por los andenes del mercado Adolfo López Mateos.
Por esa labor, Omar recibe una propina que va de uno a cinco pesos con lo que, al concluir su jornada, reúne alrededor de 200 pesos como mínimo, pues hay varios choferes que no le dan ni un centavo.
“A veces uno se estresa porque las ‘rutas’ van por diferentes destinos y cuando se juntan hay que correr para que no se te pase ninguna, y si se me llega a pasar alguien, le tengo que hablar por teléfono al chofer para no perder la frecuencia, pero me gusta mi trabajo”.
Dijo que está consciente de que por estar en la economía informal no tiene derecho a prestaciones de ley ni seguro social. Por eso ha pensado dejar este oficio y buscar trabajo en alguna fábrica, donde cuente con algunos beneficios para ofrecer una mejor calidad de vida a su familia.
“Estoy pensando en ir a buscar trabajo a Ensenada, Baja California, donde vive mi suegra y me puede conseguir un trabajo formal, porque aquí vamos al día y así como ganas, así lo gastas”.