En mi última parte sobre la urgencia de una reforma electoral, dejé en el tintero una regla mas que es importante se establezca en la legislación en la materia, y que consiste en el tiempo que debe mediar entre la transición de un gobierno a otro, sea de cualquiera de los tres niveles. En la actualidad este es de hasta seis meses entre la fecha de la elección y la toma de posesión del ganador de esta. Si este es de color diferente, el perdedor tiene el tiempo suficiente para aumentar el saqueo y esconder debajo del tapete las irregularidades en que incurrió, y el entrante que ya debería estar listo para entrar en funciones por su proyecto de gobierno expuesto en la campaña, en lugar de aprovechar ese lapso para enriquecerlo y analizar la forma en que se ha aplicado el presupuesto de ingresos se tira a la complacencia. Ejemplos hay varios y recordaré solo dos: Cuando el PRI cedió el paso al PAN con Fox, este último tomó prácticamente un hotel de lujo de Paseo de la Reforma, contrató caros despachos de cazadores de talentos dizque para buscar a los mejores hombres y mujeres para su gabinete que finalmente resultó un fiasco porque se dedicó a gobernar con lo peor del PRI, al que dijo iba a sacar a patadas de los Pinos. En un hecho inédito, se asignó una cantidad millonaria en esos seis meses para que el candidato ganador, sus asesores, contratistas y allegados vivieran a costa de los mexicanos para justificar un proyecto del “gobierno del cambio” que, repito, ya debería estar elaborado.
El segundo caso lo tuvimos en el relevo del gobierno municipal de Cuernavaca en junio de 2021. Habiendo sido elegido el candidato del PAN y en plena crisis por la falta de abastecimiento de agua recrudecida por el fuerte adeudo a la CFE y la falta de pago del consumo corriente, esta cortó el suministro de energía a la gran mayoría de los pozos, con lo que vivimos la peor crisis en nuestra historia por la falta del vital líquido. El gobierno saliente, sabiéndose perdedor, dejó que el problema se acrecentara, y el entrante ya electo, no podía hacer nada y lo único que manifestó es que desconocía en que estado se encontraba las finanzas del SAPAC y hasta que no tomara posesión no podía actuar. La entrega recepción se dio hasta el final del proceso de transición. En consecuencia, grupos de la sociedad entre los que estaba el que esto escribe, se organizaron y fueron a demandar al Ejecutivo Federal y a la CFE para que se resolviera el problema de abastecimiento, aunque no fue integral. Por tal motivo, estos vacíos de poder y responsabilidad se deben evitar, al coexistir un gobierno que está por salir y otro electo que no puede actuar.
Debemos adoptar lo bueno de otros países, Uno poderoso y otro sumido en crisis como es el caso de EU y Argentina. El primero, mucho mas grande que el nuestro en territorio, poderío económico, número de estados y habitantes, se lleva un mes a lo máximo en el cambio de poder de la elección a la toma de posesión. En el caso de Argentina, como quedó demostrado, este cambio se dio en tres semanas, a pesar de que es un cambio radical. En consecuencia, en México debemos exigir que este proceso de transición dure un mes, entre la fecha de elección y la de toma de posesión.