El pasado miércoles siete de febrero se inauguró la vigésima edición de la feria de arte Zona Maco en la ciudad de México, evento que reúne a cientos de galerías nacionales y de otros países, primordialmente de Latinoamérica. En ella se dan cita múltiples propuestas visuales contemporáneas y modernas, pinturas, instalaciones, esculturas, collages, videoarte, fotografías, obras conceptuales y otras iniciativas plásticas que dan cuenta del quehacer de miles de artistas y creadores.

El recorrido puede ser complicado, pues si no planeas una secuencia o ruta es posible que te veas frente a espacios que ya habías visto, es un “centro comercial” sin señalamientos claros, y eso facilita que regreses al mismo pasillo, aunque también el recorrido aleatorio tiene sus sorpresas. Si consideramos que esta feria tiene apenas 20 años desde su primera emisión, es poco tiempo para ver una transición respecto a las propuestas visuales, sin embargo, Zona Maco se ha convertido en un escaparate en el cual se puede apreciar lo qué se realiza en Santiago de Chile, Londres, Ciudad de México, Monterrey, o Medellín. Sin duda es una muestra interesante en propuestas y oferta plástica y visual.

Si rememoro las propuestas de hace diez años, en ese entonces era patente una elevada presencia de arte conceptual e instalaciones de grandes dimensiones o notoriedad, pero de la visita que hice el pasado miércoles durante la inauguración, puedo decir que en un trayecto a ojo de pájaro, pues es imposible ver con detalle galería por galería y obra por obra, pude constatar que las propuestas han cambiado, en esta emisión se puede apreciar más pintura, es, desde mi óptica, el regreso al lienzo, a los pigmentos, al papel, a los soportes bidimensionales, y si bien hay escultura, fotografía e instalaciones, sin duda el llamado arte conceptual disminuye su presencia, o cuando menos en esta oferta de Zona Maco.

Sin duda las ferias de arte son espacios maravillosos que reúnen en un solo lugar miles de obras de arte contemporáneo, y otras modernas; por ello, si consideramos otras como Art Basel (Basilea, Suiza), ARCO (Madrid, España), The Armory Show (New York, EUA) o FIAC (Paris, Francia) y Art Rotterdam (Rotterdam, Holanda), Zona Maco es una magna exposición al alcance en la cual podemos apreciar y degustar una oferta internacional múltiple y atractiva.

Además de la enorme apuesta de arte reunido en un solo lugar, este evento tiene otros atractivos, pues es punto de confluencia y convergencia de personajes sui generis, desde coleccionistas y artistas por todos conocidos, hasta hombres y mujeres con atuendos que bien podrían pasar por arte en movimiento, o divos y divas estrafalarios o exóticos. Creo que si algo disfrutamos es que nos vean, y ver a los otros; y si además a esta dinámica la colocamos en una escenografía luminosa, cargada de elementos glamorosos, saturada de colores, un tanto kitsch y snob, ésta se convierte en un gran foro en el cual la interacción humana representa una mascarada, el lenguaje una ficción, y la obra una comedia. Y esto sucede en Zona Maco.

Si tomamos en cuenta que el mercado de arte nacional representa un porcentaje mínimo del total de ventas de arte a nivel global, la afluencia que pude me indica que hay un gran interés por el arte, no sé con certeza cuantos miles de dólares ingresan en ella, pero sí creo que este espacio no solo tiene generosas ventas, sino también en ella se procura el inicio de futuros negocios, excelentes vínculos, productivas relaciones públicas, encuentros casuales, y por qué no, aquellos que llegan a convertirse en relaciones afectivas y amorosas. Reitero, en ZM se venden obras de arte, y este evento capta viejos y nuevos coleccionistas, además de ser el lugar iniciático para aquellos que deciden entrar a este “gueto”. En lo personal pude constatar la compraventa de dos obras de un artista oaxaqueño por más de 40 mil dólares cada una. Adquisición nada despreciable para ser el primer día.

En Zona Maco podemos ver obras desde Chillida, Diego Rivera, José María Velasco, Picasso, Oswaldo Guayasamín, Alice Rahon, Frida Kahlo y Leonora Carrington, hasta obras de jóvenes artistas colombianos, franceses, británicos, peruanos y mexicanos. Así, entre pasillos y galerías improvisadas, pude observar piezas de gran calidad, obras figurativas y abstractas en soportes innovadores, texturas y paletas equilibradas. Sin embargo, la constante es que no hay nada innovador o vanguardista, pues lo predominante es el efectismo, el relumbrón y una especie de sensacionalismo. Nada que valga la pena salvo un porcentaje menor en los espacios provenientes de la ciudad de México, Chicago, Londres, Santiago de Chile, La Habana y Buenos Aires.

A pesar de ello, Zona Maco es, hoy por hoy, uno de los lugares en donde podemos apreciar obras de arte allende nuestras fronteras, piezas interesantes y de buena factura, grandes formatos, e innovaciones de producción. ZM sigue posicionado como una alternativa cual termómetro que mide la calidad y propuestas en el mercado del arte. Además de alternar con espacios simultáneos como la venta de libros, su zona de diseño y aquella de antigüedades.

Para todos aquellos amantes del arte, y los no avezados también, les sugiero asistir a Zona Maco, púes estará abierta hasta el domingo 11 de febrero. Seguro, si no compran nada, pasarán un agradable momento y se podrán beber una copa de champaña Moët & Chandon, un pésimo café de Starbucks, o unos canapés o ambigús a precios neoyorkinos; eso sin contar con el disfrute que significa andar de pasarela cerca de cientos de personajes, hombres guapos y mujeres hermosas vestidas con telas diminutas y sofisticadas observando las maravillas del mundo del arte.

En mi próxima entrega comentaré las apuestas del Salón Acme, Bada y Material.