Es contadora de profesión, pero prefiere el taxi.
“Tienes que estar en la cocina” era la frase que más escuchaba Paula Juárez de algunos choferes de taxi, que hacían notar su inconformidad al verla desempeñarse en el mismo oficio que ellos.
Paula es contadora de profesión y dedicó varios años de su vida al trabajo administrativo como jefa departamental, hasta que -a raíz de un problema personal- decidió buscar otra actividad oficios y encontró el del taxi.
“Me he desarrollado en varios ámbitos y el que más me gusta es ser chofer de taxi. He viajado y conocido a muchas personas y el taxi me da la oportunidad de hacer otras cosas en los ratos muertos. Soy mamá divorciada y este trabajo me permite hacer las labores en la casa y estar al pendiente de mis hijos, aunque ya están grandes”.
Aunque al principio fue difícil incursionar en el sector transporte, no pensó dejar el volante porque le agarró cariño al oficio y, además, obtiene buenos ingresos económicos.
“Llegué a escuchar comentarios de los compañeros que decían ‘tienes que estar en la cocina’, se molestaban porque sienten que les robas algo; sienten que les estás quitando algo que es de ellos y no es así”, relató.
Con una trayectoria de 15 años al volante, Paula, asegura que ha logrado crear su cartera de clientes y tiene tantos, que se ve obligada a rechazar algunos servicios por falta de tiempo.
En el taxi uno se vuelve psicólogo, afirma, y explica que no sólo porque escucha las quejas de sus clientes, sino porque tiene que analizar rápidamente a las personas que le piden el servicio, para evitar ser víctima de la inseguridad.
Si bien prefiere los viajes con mujeres, está consciente de que en la actualidad algunas se prestan para cometer diferentes delitos.