Los vehículos deben estar en condiciones óptimas para evitar percances, comparte Abraham.
Hace unos meses Abraham Orduño -con una trayectoria de dos décadas en el oficio- se vio obligado a dejar el volante, debido a que la combi que conducía se quedó sin frenos y por eso tuvo un accidente vial.
Aseguró que en ese accidente sólo hubo daños materiales, pero dejó la unidad para no tener problemas con la persona que en ese tiempo era su patrón.
"No fue mi culpa. Bueno, tal vez tuve parte de culpa porque agarré el carro y no estaba en condiciones, pero el patrón no lo quería arreglar; sólo decía que luego y luego, y por eso me quedé sin frenos llegando al crucero de la Cruz", relató el entrevistado.
A raíz de esa situación, Abraham abandonó esa labor y buscó trabajo en Acapulco, Guerrero, pero al no encontrar hace poco tiempo regresó a Morelos para hablar con su exjefe y retomar su actividad en la empresa de transporte "Mariano Matamoros".
Comentó que trabaja como chofer desde 1998 y aunque reconoce que es una labor cansada y arriesgada, le gusta este oficio, pues lo aprendió desde que tenía 17 años de edad y gracias al cual ha logrado mantener a su familia.
"Es un trabajo bueno y noble, pero hay que tener mucho cuidado, hay que manejar con precaución y sobre todo checar que los carros estén en condiciones para no tener accidentes, porque llevar pasaje es mucha responsabilidad".