Alfredo conduce una “ruta” desde hace tres meses.
Desde hace tres meses, Alfredo ve el amanecer, el atardecer desde la "ruta" que maneja, ya que al quedarse sin empleo decidió probar suerte en el transporte público, como operador.
Hasta el año pasado tenía un trabajo de oficina donde cumplía una jornada laboral de ocho horas diarias; sin embargo, hubo recorte de personal y fue uno de los que salieron.
Alfredo es padre de familia, por eso dice que no podía darse el lujo de descansar.
Aceptó la invitación de un amigo para trabajar como chofer de "rutas", pues le aseguró que se obtienen buenos ingresos económicos.
Aunque señaló que del dinero no se puede quejar, lo que también comprobó es que ser chofer es una gran responsabilidad; además, es una labor cansada y estresante, especialmente en temporada de calor.
A decir del ahora trabajador del volante, en los días buenos reúne hasta 600 pesos, libres de cuenta y combustible, pero también hay días en los que llega a su casa en ceros. Afortunadamente -indicó- tiene el hábito del ahorro, con lo que logra sacar adelante a su familia.
Afirmó que, al igual que muchos de sus colegas, le afecta aplicar los descuentos a las personas con credencial del Inapam, pues pagan cinco pesos de base a base, la mitad de la tarifa.
"Me gusta este trabajo, no me quejo, pero hay personas que son groseras y también me ha pasado que cuando hay mucho pasaje sólo pagan unos y los demás se hacen, y ahí es donde uno pierde".
Pese a lo anterior, afirmó que seguirá al volante porque necesita dinero para solventar los gastos de su casa.