Antonio tiene pensado dejar el volante y buscar otra ocupación.
"No quería ser taxista, pero hace 23 años la situación económica me obligó. Agarré el taxi cuando mi hija la mayor estaba en el kinder y no tenía para darle de comer, ni para comprar sus zapatos, pero yo quería ser locutor", relató Antonio de Jesús Vergara.
Gracias a su labor como chofer de taxi, afirmó, sus hijas estudiaron una profesión. La mayor es maestra de inglés, la segunda estudió biología y la última estudia la licenciatura en contabilidad.
Ahora que son profesionistas y la menor está por concluir la universidad, dijo que tiene pensado dejar el volante y perseguir su sueño frente a los micrófonos.
"Ya no quiero ser taxista. Estoy agradecido con este oficio, porque me dio para sacar adelante a mis hijas, pero creo que ahorita ya tengo la oportunidad de hacer otra cosa en mi vida".
De su actividad diaria, comentó que es una labor cansada porque trabaja de doce a 16 horas para poder reunir el dinero para la cuenta y el combustible.
Además, dijo que está expuesto a ser víctima de la inseguridad, pues ha sufrido 15 intentos de asalto, principalmente por parte de personas que se hacen pasar por clientes.
"En todo este tiempo me han asaltado dos veces y 15 veces más se quedaron en intento, porque con el tiempo uno aprende a defenderse. Aquí nos encontramos con todo tipo de personas; escuchamos historias buenas y malas, porque la gente trata de desahogarse de sus problemas personales".