Carlos sabe de la importancia del descanso en su labor como chofer.
Carlos Gallardo está consciente de que manejar cansado puede ocasionar un accidente vial; por eso trabaja sólo de cuatro a cinco días a la semana y descansa entre dos y tres, para rendir más en su jornada laboral.
A veces, su primer recorrido inicia a las 4:55 de la mañana, desde la base de la Ruta 17 en la colonia Las Palmas, en Cuernavaca. Otros días comienza a las 5:16 de la mañana y su último recorrido sale a las ocho de la noche, por lo que llega a su casa entre diez y once.
Carlos tiene 50 años de edad y 25 de trayectoria como operador del transporte público. Es padre de familia de siete hijos, aunque cinco ya son independientes, pero tiene dos gemelos de nueve años de edad que dependen de él.
Reconoce que tras más de dos décadas al volante, se siente cansado. Sin embargo, asegura que no ha pensado dejar este oficio porque es su única fuente de ingresos.
Comentó que en la organización donde labora hay choferes que tienen más de 60 años de edad, lo que lo motiva a mantenerse en esta actividad.
"Los años no pasan en vano y aunque no me siento mal, sí hay desgaste de la vista porque uno duerme pocas horas, a veces no duerme ni seis horas. Por eso, porque es un trabajo muy cansado, nos permiten trabajar de cuatro a cinco días para poder descansar".
Carlos está a gusto en esta actividad, aunque señaló que en ocasiones sólo reúne el dinero para la cuenta y el combustible, principalmente en días lluviosos, ya que la gente no sale de su casa, por lo que disminuye el pasaje, como el jueves pasado, que en su primer recorrido de Las Palmas a Civac sólo juntó 80 pesos.
Ese día tenía que entregar mil 700 pesos de cuenta a su patrón, pero ante la disminución en el pasaje, Carlos entregó mil 300 pesos y 400 fueron para él.
"En ocasiones llegamos de base a base con cinco o seis pasajeros por la lluvia, ya que no sale la gente y normalmente en un recorrido suben entre 50 y 60 personas, pero mi patrón es consciente, por eso agarro dinero de la cuenta".