En tiempos de la independencia mexicana se alzó un grupo armado que estaba en la lucha por derrocar la conquista española sobre nuestro territorio. El grupo se hacía llamar los insurgentes. Sin embargo, insurgente se puede entender como la persona o grupo que está en contra de la imposición de normas y que lucha por tener una mejor vida a costa de cualquier situación que se le presente. A pesar de que la campaña de los insurgentes no se ha vuelto a repetir en la historia de México, hoy en día la sociedad mexicana vive una etapa muy similar, y no necesariamente desde la parte literal que se vivió en el siglo XIX. Me refiero a la lucha constante por salir adelante, por querer tener una vida mejor, por desistir a las imposiciones del gobierno, por defender nuestra patria y a nuestra gente que, a pesar de todas las fallas en inseguridad, corrupción y economía, seguimos en pie porque eso es ser mexicano con espíritu insurgente.
El artículo de hoy lleva de título arquitectos insurgentes en memoria de los que luchan día a día por tener una mejor calidad de vida. Arquitecto insurgente se puede entender como la persona que tiene el oficio de proyectar y construir desde las bases más elementales de la arquitectura con el fin de tener una mejor calidad de vida. El arquitecto insurgente carece de la profesión en arquitectura, se le denomina como tal por su labor social y constructiva que ejerce sobre la sociedad. Carece de un objetivo concreto, ya que su lucha es día a día por “sobrevivir” a las discrepancias que nuestra sociedad nos imputa. Sin embargo, su espíritu constructivo recae en apoyar firmemente al desarrollo social y urbano que muchas veces puede actuar directamente como mano de obra, pero también puede ser un líder social, puede ser un gestor de recursos, un buscador financiero o simplemente una persona cualquiera con ganas de ayudar a su pueblo.
El término no busca encontrar su significado en algo filosófico o poético, la arquitectura social es lo que es, una labor que se hace con el corazón, que busca salir adelante a pesar de las adversidades económicas y sociales. México está lleno de arquitectos insurgentes que día a día salen a la calle a trabajar para que algún día construyan su casa, su local comercial, puedan remodelar su vivienda o simplemente reparar algo de ella.
En un país como México, donde el 80% de la construcción es autoproducida, se debe dar crédito a aquellos arquitectos insurgentes que han transformado y levantado al México que hoy conocemos.