La afectada sufrió una lesión en un tobillo por imprudencia del chofer del camión
El 11 de septiembre, alrededor de las ocho de la noche, Karol abordó una unidad de la Ruta 4 con destino a la colonia Antonio Barona de Cuernavaca. Cuando estaba cerca de su domicilio, pidió la parada, por lo que el operador, Isaac Antúnez Aranda, detuvo la unidad pero no esperó a que Karol bajara por completo y arrancó la “ruta”, lo que ocasionó una caída de la pasajera, que resultó con una lesión en un pie.
El chofer fue testigo de esa caída y en lugar de ayudar a la joven, decidió continuar su recorrido.
Ante dicha situación, Karol fue auxiliada por algunos vecinos, quienes avisaron a su mamá, Karina Orihuela, que la trasladó al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde el diagnóstico médico fue traumatismo en el tobillo derecho.
Ambas salieron del hospital alrededor de las cinco de la mañana del 12 de septiembre; poco antes del mediodía, Karina acudió a la base de la organización, ubicada en la misma colonia.
Su intención era hablar con el presidente de esa línea del transporte colectivo y exigir que el responsable pudiera hacerse cargo de los gastos médicos, ya que los pasajeros al pagar reciben un boleto de “seguro de viajero”.
En el sitio fue recibida por Sergio Vega, quien se presentó como el representante y en respuesta a la petición de Karina, dijo que la organización no se haría responsable porque no acudieron en el momento que ocurrió el accidente.
Ella explicó que su reacción inmediata al ver lastimada a su hija fue llevarla a un hospital, por eso acudió al día siguiente, pero la respuesta del representante de la Ruta 4 fue contundente: “No nos haremos responsables”.
Durante los días siguientes, Karina tenía la esperanza de recibir una respuesta favorable por parte del presidente de la organización, lo cual no ocurrió y el domingo 15 de septiembre decidió presentar una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE).
También inició una queja ante la entonces Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT); sin embargo, a pesar del antecedente, el operador sigue trabajando y, presuntamente, el dueño de la unidad, Juventino Gómez Robles, cambió el número del económico de 30 a 78 y de esa manera borrar el accidente donde estuvo involucrada la unidad.
Karol tiene 18 años de edad y estudia el último semestre de la preparatoria, pero con la lesión que sufrió al descender de la unidad del transporte público el médico recomendó reposo absoluto, por lo que desde esa fecha no se ha presentado a la escuela y para concluir esa etapa le dieron la oportunidad de entregar algunos trabajos.
Karina exige justicia y que la organización transportista se haga responsable, ya que a la fecha ha gastado alrededor de 11 mil pesos entre consultas con el traumatólogo, colocación del yeso de fibra de vidrio, placas, medicamentos, honorarios del médico y sus traslados.
Karina y su hija hoy ya no saben adónde acudir; sólo buscan que su caso se atienda y que no forme parte del grueso expediente de denuncias contra “ruteros” que, por imprudencia, podrían afectar a otros ciudadanos.