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Los vochos y las combis de Javier


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Los vochos y las combis de Javier
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Los vochos y las combis de Javier


Los vochos y las combis de Javier
Fotógraf@/ JAVIER DIRCIO
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El estilo de una combi y de un vocho son únicos, pero hay detalles y éstos definen los modelos, los años…

Tehuixtla. Los nuevos proyectos de Javier Dircio Jiménez son una combi y un Volkswagen sedán, grandes, de pedales, para dos plazas.

Estos dos encargos son proyecto de construcción de dos clientes con los que el escultor de Tehuixtla ya había trabajado.

El primero le encargó una combi, grande, de pedales. Él tenía una combi y quería tener una especie de réplica, platicó con Javier, le mandó fotos de su auto y le dijo algunas características, finalmente hicieron el trato y Javier se puso a trabajar.

No era la primera vez que fabricaba un coche de pedales, le había hecho varios a su hijo y a su hija, incluso se podían mover muy bien por la tierra.

Tampoco era la primera vez que había elaborado una combi, uno de los icónicos autos de la Volkswagen, porque ya le habían encargado una réplica en metal y no había tenido problemas en la hechura del automóvil, conoce muy bien las piezas, su tamaño, su dureza, qué va en qué lugar; todos estos saberes los ha ido adquiriendo con muchos años de práctica. Cuando uno ve sus procesos de trabajo, Javier lo hace fácil, pero no es sencillo.

Si uno piensa que es cosa de niños escalar desde el original a la réplica se equivoca. Si se intentara hacer una réplica con las medidas originales, el proyecto quedaría deforme. Se trata de un carrito que funciona con las fuerzas de las piernas, con unos pedales, y en la construcción se debe considerar al piloto y su acompañante, en el caso que sea de dos plazas como se la pidió el cliente.

Conforme se avanza en la totalidad del trabajo se van afinando detalles.

Hay que conocer la línea del automóvil, el modelo, el año. El estilo de una combi y de un vocho son únicos, pero hay detalles y éstos definen los modelos, los años, y a esto hay que agregar los gustos que el cliente quiere añadir a sus proyectos.

Pues la primera combi la acabó Javier y fue entregada en tiempo y forma, el cliente quedó muy a gusto con lo que se le había dado y Javier con lo que había hecho para él.

Pasó el tiempo, y un día recibió una llamada de su cliente, diciéndole que iba a necesitar otra combi como la que le había fabricado. Le dio detalles, y quedaron que Javier aceptaba el precio y el encargo y le dio una fecha determinada.

Durante la plática para el trato de la nueva combi, el cliente le dijo a Javier que quería mucho a su combi, la había arreglado mucho y le costó mucho tiempo y dinero, pero un día alguien le hizo una muy buena oferta por ella, y la tuvo que vender.

Su cliente y el comprador hicieron el trato y cuando fueron a ver el coche, vieron también la de metal que Javier había fabricado.

Todo estuvo muy bien, hasta que el comprador le dijo al vendedor que le iba a comprar la combi, pero que quería también la chiquita. A pesar de que puso peros, el cliente le dijo que no compraría la grande si no le vendía la chica.

Eso le contó el cliente a Javier cuando le encargó el nuevo proyecto.

El otro trabajo es un vocho de pedales de metal. Javier también ha fabricado estos coches en grande, pero ha elaborado chiquitos, en su mayoría, y conoce muy bien su manufactura.

Este Volkswagen sedán tiene orígenes también en una combi de pedales que Javier le hizo a un cliente de Querétaro.

Esa era una combi clásica, pero además también se encargó de la pintura, dos tonos difíciles de igualar, pero finalmente quedó muy bien y, lo mejor de todo, le gustó mucho al cliente.

Javier relató que tuvo que llevar el proyecto acabado a casa del cliente, que vive en Querétaro.

Ahí se llevó una sorpresa enorme, pues el dueño tenía una colección increíble de vochos y otros autos clásicos, fue en mayo de 2024, lo recuerda muy bien.

Pues ese mismo cliente le encargó ahora un vocho, pero de pedales.

Javier platicó que siempre se emplean piezas de metal reciclables, sin embargo, hay proyectos en los que se tienen que usar piezas enteras compradas, como en el caso de los cochecito de tracción, resulta mejor y más y adecuado instalarles piezas ya hechas ex profeso, aunque desde luego él las puede fabricar.

Además, es probable que algún cliente pida uno de estos vehículos para que funcionen con electricidad o con gasolina, en ese caso se tendrá que rediseñar el sistema de dirección, frenado, suspensión, etcétera, es algo complicado, pero se puede hacer y el costo no sube mucho.

En todas las adaptaciones, la repercusión es en todo el sistema y los sistemas que interconectan, un fallo repercute en todo el proyecto, y eso es tiempo y dinero.

De manera alterna, Dircio sigue haciendo lo que le encarguen: esculturas, puertas, ventanas, hasta reparaciones en los coches de sus amigos que necesitan algún detalle que saben que él puede solucionar con ingenio.

Sus réplicas de metal reciclado también se han ido a otras partes del mundo, como Estados Unidos y Francia, con clientes que lo consiguen por medio de su página https://www.facebook.com/PelayosIronGarage

Javier Dircio nació en Zacatepec el 29 de octubre de 1982 y radica desde hace muchos años en Tehuixtla.

Aprendió a soldar cuando tenía 17 años de edad, su papá Ausencio Dircio Torres, le enseñó y le sigue enseñando lo que sabe.

Pudiendo ser herrero, como su padre, no se dedicó a este oficio, estuvo en Arquitectura en la universidad, pero tuvo que abandonar la carrera por falta de dinero, lo que le dolió mucho y decidió viajar a la unión americana.

“Cuando empecé a soldar yo apenas había abandonado la universidad y me dolió mucho dejarla por razones económicas. Decidí emigrar a Chicago, Estados Unidos, en donde estuve siete años residiendo. Al regresar a Morelos, mi meta fue convertirme en profesor de inglés y comencé con una carrera técnica en la materia, y al mismo tiempo empecé a trabajar en una escuela. La herrería se fue a segundo plano”, comenta.

En el taller familiar de herrería tiene una montaña de tuercas, tornillos, autopartes, piezas de motores de algunos electrodomésticos, llaves y demás herramientas mecánicas, todo está amontonado; visto así, es fierro que sólo podría venderse por kilo a los recicladores.

Cuando inició, construía sus piezas sólo para satisfacción personal, el trabajo lo relajaba. Cada que llegaba de la escuela se metía al taller, no exhibía sus piezas, pero con el tiempo comenzó a ponerlas a la vista del público y vio que se las compraban. En la actualidad, trabaja para hacer pedidos de sus clientes de Morelos, de México y del extranjero.

Su primer auto fue una camioneta pickup, la conservó por mucho tiempo, aunque después la vendió. Un cliente quería comprarle tres piezas y entre ellas la camioneta, y si no le vendía la camionetita no le compraría las otras dos, así que la tuvo que vender.

Javier ha elaborado muchos coches pequeños, clásicos, de carreras, diseñado por él, por pedido de clientes, piezas únicas, difíciles. Le gusta hacer de todo, los puede copiar con una precisión que sorprende, y de los modelos que más ha hecho están los Volkswagen sedán, que llevan mucho detalle y le gustan personalmente, ya que él tenía un vochito que era su consentido, pero que tuvo que vender porque ya no cabía su familia y necesitaba espacio para transportar cosas.

En su página de Facebook de Pelayos Iron Garage hay una gran cantidad de proyectos en los que Javier ha colaborado, y si alguien necesita un trabajo especial lo puede contactar por ese medio.

 

 

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