Hoy en día, los artesanos queman el judas para simbolizar la destrucción de la maldad, la traición, las malas vibras…
Jojutla. La Semana Santa, una de las festividades más significativas de la Iglesia Católica y ortodoxa, trae consigo una serie de ceremonias y representaciones que conmemoran la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret.
Entre las tradiciones que rodean a la Semana Santa se encuentra la Quema de Judas, que refiere a la conocida traición de Judas Iscariote a Jesucristo.
El maestro Alfonso Morales Vázquez, cartonero y fabricador de judas en la zona sur, dijo que en Jojutla existía la tradición de la quema de judas.
“Me contó don Andrés Eloy Martínez Silva, el dueño de la estación de radio La Señal 1590, que los comerciantes del centro de Jojutla mandaban a hacer los judas, a los que le ponían cohetes. Además, aportaban regalos que ponían al monigote, y cuando le prendían fuego y tronaba, la gente se quedaba con los regalos. Así se hacía esta tradición, pero se fue perdiendo”, explicó.
Hace mucho tiempo, los judas sólo se quemaban en Cuernavaca, la capital de Morelos, y los que querían disfrutar esta tradición debían ir hasta allá para poder observarla.
Con la idea de que se volviera a retomar esta tradición, el maestro artesano hizo un monigote y lo quemaron en el zócalo de la presidencia municipal de Jojutla, allá por 2009 o 2010, durante la administración de Enrique Retiguín Morales.
Después, se hicieron en el corral de toros de Tlatenchi, en donde el taller del maestro Alfonso Morales ha continuado la tradición, más o menos de manera regular, excepto por la pandemia, ya que se prohibieron las concentraciones tumultuosas para evitar el contagio por el coronavirus.
Hoy en día, los artesanos queman el judas para simbolizar la destrucción de la maldad, la traición, las malas vibras…
“En la época de la Colonia, la Iglesia usaba a los judas para evangelizar a los indígenas. Se representaba en Judas Iscariote la maldad, la traición, lo malo, y la quema era el triunfo del bien sobre el mal, por eso la figura era un diablo”, relató el artesano.
Para el maestro cartonero, esta tradición es importante, netamente popular, porque le da identidad al pueblo, la gente participa de diversas formas… las mujeres, los hombres, los niños intervienen.
Los diablos del maestro Morales son muy conocidos: son sin cola, rojos, cachudos, carracones, barbudo, ojo azul, tatuado con motivos prehispánicos propios de la zona sur, como las flores blancas de cacaloxóchitl (flor de cuervo).
Para la elaboración de los judas se emplean papel de estraza, carrizo e hilo negro, engrudo y pintura. Hay que escoger bien el material, para que el monigote quede firme y se queme de manera uniforme; por ejemplo, el carrizo no debe estar muy seco ni muy verde. El maestro tarda hasta dos semanas en acabar uno.
Sobre la Quema de Judas, se dice que fue una antigua costumbre turca, llevada a la península ibérica durante la ocupación árabe, y los españoles la trajeron a México en el siglo XVI.
En España, este ritual simbolizaba la purificación del espíritu y del cuerpo mediante el fuego, coincidiendo también con el inicio de la temporada de siembra y la primavera. Sin embargo, en la Nueva España, la Quema de Judas fue adoptada como parte de la evangelización de la población indígena por parte de los frailes.
El ritual consiste en prender fuego a diablos de cartón.
En varias ciudades de México, la quema de judas ha sido prohibida, porque con ello se ha ridiculizado a personajes o a políticos.