La voz del senador con licencia elevó el tono cuando preguntó en dónde estaban las banderas de Acción Nacional, en dónde estaba la función y visión a favor del “bien común”, cuando es basamento de sus principios. Un silencio –que debe traducirse en segundos de reflexión de los panistas allí presentes-- se generó ante el reclamo frente al presidente de ese instituto, Gustavo Madero, quien sin gestos era recipiendario de la crítica.
Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero, incómodos, compartían en lo corto, durante el discurso de Santiago Creel Miranda, algunos comentarios. Mientras en la tribuna, el experimentado orador les espetaba, pero además aclaraba al público blanquiazul y a la prensa estatal y nacional el fondo de su propuesta.
Es mayor el subsidio que recibe la sociedad pudiente que nuestras clases marginadas. El señalamiento a la política hacendaria, tan sólo en este ejemplo, advierte que por cada tanque de gasolina lleno para un automóvil de lujo de ocho cilindros, el subsidio supera lo que reciben –y aquí raspa los esquemas de apoyo social-- en diferentes programas de gobierno los “beneficiarios”.
México, les dijo, es un país de contrastes, en dónde podemos generar al hombre más rico del mundo y convivir con pobreza extrema. El rumbo y actual esquema nos llevaría más de cuatro generaciones para reencauzar el camino del país. Mientras que países desarrollados ocupan el 20% de su Producto Interno Bruto, y varios de Latinoamérica el 15%, México se encuentra estancado en el 13% para programas sociales pero además equivocadamente aplicados. En los sillones, frente al auditorio, Vázquez Mota y Cordero Arroyo, soportaban los señalamientos y no se mostraban aludidos.
Tanto Ernesto Cordero como Josefina Vázquez mostraron su deseo de dar continuidad al esfuerzo que junto con el presidente Calderón han desarrollado; esa es su carta de presentación y además, en congruencia, no podía ser de otra forma.
La diputada con licencia resaltó el retorno del civismo a las aulas primarias y secundarias; se comprometió además a impulsar un segundo frente en contra de la delincuencia golpeando a sus finanzas. El ex secretario de Hacienda --un poco más motivador-- les dijo a sus compañeros asistentes: "No nos podemos equivocar, como panistas debemos sentirnos orgullosos de lo que hemos construido estos once años, pero de nada sirve sentirnos orgullosos si no vamos a salir a defender lo que hemos construido como partido y como alternativa política".
Como lo relatan varias crónicas, el “aplausómetro” fue equitativo, no marcó a favor de ninguno de los tres. Los grupos asistentes chocaban con mayor fuerza las manos, cuando se trataba de su favorito; uno que otro se aventuró a expresar en voz alta uno ¡Bravo! O un ¡Eso es! Pero, al parecer, el ánimo se mantuvo contenido; nadie se aventuró a dar muestras de apoyo definido.
Josefina Vázquez Mota, de quien se dice va primera en las encuestas de su partido, desilusionó. Su voz se sentía maltratada; sin fuerza. El discurso de género le auxilió para arrebatar una ligera ovación de las mujeres panistas que se identifican con ese tema y por supuesto ante la posibilidad de tener candidata a la presidencia de la república. La precandidata al Senado, Mayela Alemán, era observada por las demás mujeres blanquiazules para saber cuándo apretar el aplauso.
Ernesto Cordero Arroyo mantuvo una postura poco apropiada; o el sillón era muy grande o nunca halló la forma correcta para acomodarse. Su discurso, aunque congruente, por ser el del seguimiento y loa al Presidente de la república, provocaba más aplausos por compromiso, precaución, que por el contenido.
Santiago Creel Miranda, a contracorriente, sabedor de ser el incómodo ante la dirigencia nacional y ante Los Pinos, trae consigo un tono más crítico, de mayor propuesta y, por ende, más de debate. No ha sido gratuito su paso por tribunas de la Cámaras de Diputados y Senadores, su experiencia como secretario de Gobernación y como consejero ciudadano en el Instituto Federal Electoral; los asistentes conversaban y coincidían, su discurso convence aunque saben que si esa es su decisión la tendrán que expresar en el último minuto.
La democracia que practica el Partido Acción Nacional puede ser sujeta a crítica y hasta podemos dudar de sus directrices, pero ha demostrado dos factores: se respeta la decisión mayoritaria y conserva en unidad a sus actores. En esta ocasión no será excepción. Uno es el aspirante con el apoyo del Presidente de la república, otra es la precandidata que le llena los ojos a una gran cantidad de panistas pero que también tiene consigo una alta carga calderonista y otro representa, como él se advierte, a una corriente que empuja por el retorno a los principios, valores y orígenes del Partido Acción Nacional.
Lo que resta de noviembre y los próximos tres meses todo estará definido. Del “Buen Fin”, viene el “Día de Gracias”, se cruzó el “Aniversario de la Revolución”, arrancamos el “12 de diciembre con la Guadalupana”, “posadas”, “Noche Buena”, “Año Nuevo”, Día de Reyes”; allá por el siete de enero retornaremos a la recta final. Claro, en el camino puede haber desilusionados, convencidos o forzados; pero en febrero todos estaremos enfilados rumbo a la sucesión de nuestros gobiernos.