El lunes la delegación de la Secretaría de Educación Pública federal en Morelos entregó un galardón a los alumnos que en el ciclo escolar anterior resultaron los mejores y, como cada año, formaron la delegación que viajó a la residencia oficial de Los Pinos para tener un encuentro con el Presidente de la república.
Los 23 ganadores de la Olimpiada del Conocimiento 2011 recibieron como uno de los premios centrales una beca de mil pesos al mes durante toda la formación de nivel secundaria con recursos federales, estatales y de una institución bancaria privada. Así lo informó el delegado de la SEP, José Luis Rodríguez Martínez, quien destacó que además se ha determinado en todo el país impulsar con estos y todos los estudiantes el hábito de la lectura, con el fin de aumentar el número de libros que el mexicano lee en promedio y hoy en día es de poco más de dos libros al año, en tanto que en otros países europeos es de ocho a 11 libros leídos anualmente por personas.
“Si se quiere, se puede”
Miguel Ángel Shefer Díaz tiene once años, hoy cursa primero de secundaria y es uno de los 23 estudiantes que resultaron con mejores calificaciones en la Olimpiada del Conocimiento 2011, cuando cursaba el sexto grado en la escuela pública “Miguel Hidalgo” de Jiutepec.
Para el menor que estudia diariamente de dos a tres horas “por las tareas y eso”, esta experiencia lo convenció de seguir estudiando, de esforzarse por conseguir lo que quiere. “Todo se puede si le echas ganas y que si quieres hacerlo, no sólo debes decirlo, sino que tienes que ponerle mucho empeño, y sí se puede”.
Hoy en día cursa la secundaria en la escuela “Eulalia Guzmán” de Civac, en Jiutepec, y considera que el mejor premio que le pudieron dar es la beca para seguir con los estudios, porque su familia tendrá menos gastos para poder mandarlo a clases.
Con emoción, narra lo que sintió cuando hizo el examen: “Se sintió muy difícil, se me complicó, era como un laberinto porque la forma en que estaban las preguntas; pues como que es diferente a los exámenes de la escuela. Y cuando salí, pues pensé ‘no voy a ganar’, ‘no lo pasaré bien’. Y luego (sonríe) cuando me dijeron que gané, fue algo padrísimo, me sentí muy feliz porque no me lo esperaba, sentí mucha felicidad por la beca”. Miguel Ángel, desde hoy, sabe que cuando sea mayor quiere ser paleontólogo o biólogo y sostiene que desde ahora se lo ha propuesto y le pondrá el empeño necesario.