El funcionario comentó que un buen porcentaje de estas construcciones, algunas de ellas residencias, están prácticamente deshabitadas, que no abandonadas, precisó, y pertenecen a políticos, empresarios o gente acomodada del Distrito Federal y otras entidades aledañas a nuestra entidad.
Cada fin de semana, agregó, observamos la llegada de residentes que llegan a darle uso a sus propiedades, pero estamos hablando de un 50 por ciento. Las demás permanecen solas.
Díaz Díaz destacó que de ellas, el 15 por ciento es propiedad de migrantes que desde los Estados Unidos han enviado el dinero para su construcción y de éstas hay bastantes por el poniente de Morelos, desde Miacatlán hasta Coatlán del Río.
En lo que se refiere a fines de semana, el funcionario agregó que la mayor concentración se encuentra en Cuernavaca y zona conurbada, es decir, municipios como Temixco, Jiutepec, Emiliano Zapata y Xochitepec, porque les queda de paso por la autopista del Sol.
Pero reconoció que mientras que sucede lo anterior por un lado, por el otro se siguen teniendo cinturones de miseria. No obstante aclaró que en su mayoría se trata de asentamientos humanos de grupos avecindados provenientes de Guerrero, Oaxaca o alguna parte de Puebla. Los morelenses suelen contar con mejores condiciones de vida, aunque tampoco podemos negar que hay pobres, particularmente en las afueras de Cuernavaca y en torno a las barrancas.