Durante su ponencia en el Seminario Académico, la Doctora Marijke Velzeboer, quien es funcionaria de la Organización Panamericana de la Salud (OPS-Washington), señaló que la perspectiva de género en el ámbito de la salud se enfoca en las relaciones desiguales entre hombres y mujeres que afectan su salud.
“La palabra género se refiere a la construcción social atribuida a las diferencias biológicas entre los hombres y las mujeres, y no al sexo, el cual es determinado biológicamente…género es un comportamiento aprendido por las niñas y los niños, determinado por las sociedades”.
El Centro de Información para la toma de decisiones del Instituto Nacional de Salud Pública, dio a conocer, entre otros datos, arrojados en dicho seminario, que para la funcionaria de la OPS, “desde la perspectiva intercultural, las políticas, los programas y los planes serán culturalmente transformativos cuando se considere a la salud como un derecho, cuando se definan y aborden las brechas inequitativas, involucrando en ello a los pueblos afectados; cuando se reconozcan e incluyan las prácticas y los proveedores tradicionales que son sensibles a la etnicidad para extender el acceso a los servicios de salud. En suma, cuando las diferencias culturales y la participación sean culturalmente sensibles.”
En dicho contexto, se planteó que “a través del análisis de género e interculturalidad se pueden comprender las ventajas y desventajas que tienen las mujeres y los hombres de diversas poblaciones en su situación de salud: acceso a servicios, recursos e información, y su contribución al cuidado de la salud.”
La integración de ambas perspectivas (género e interculturalidad) permite abordar y reducir las diferencias persistentes, mejorar la equidad y eficiencia en salud, análisis, políticas, acceso a servicios, participación y monitoreo, y responder a los compromisos internacionales, entre ellos los contraídos con las Naciones Unidas ―Organización Mundial de la Salud (OMS)/Organización Panamericana de la Salud.
Desigualdades de género en la región de las Américas
Los datos ya citados revelan que “la violencia de pareja en la región sigue afectando a muchas mujeres y niñas. La violencia contra las mujeres es prevalente y escondida. En cuanto a las tasas de mortalidad materna, siguen altas e inequitativas en la región: 20% de las mujeres de escasos recursos registran 50% de las muertes, mientras el 20% de las que poseen un alto nivel socioeconómico registran el 5 por ciento.
De acuerdo con estudios realizados por la OPS-Washington, las mujeres enfrentan además desventajas sociales y económicas que tienen consecuencias para su salud, ya que viven más que los hombres, pero con baja calidad de vida. Las inequidades de género, sin embargo, son más explícitas cuando la enfermedad o muerte son prevenibles, ya que afectan desproporcionadamente a las mujeres de bajos recursos, con educación mínima, de pueblos étnicos y a las adolescentes.
Las tasas de violencia que padece la tercera parte de las mujeres de la región a manos de sus parejas, muestran la tolerancia hacia la discriminación, la impunidad de los agresores y la falta de tamizaje para la prevención.
En cuanto a los servicios de salud, las mujeres tienen una mayor necesidad de acudir a ellos que los hombres, debido no sólo a su función reproductiva (34% de la carga de morbilidad), sino que asumen la responsabilidad principal del cuidado de los niños, enfermos y discapacitados dentro de sus familias y comunidades.
Las normas de género tienen consecuencias negativas para la salud de los hombres, con sus comportamientos de riesgo y los resultados de salud negativos. En materia económica, las mujeres poseen desventajas que afectan su situación y protección económica de la salud, como son tasas de desempleo más altas y trabajo informal, así como el hecho de que ganan menos que los hombres. Aun cuando las mujeres tienden a recibir más posibilidades de educación en la mayoría de los países, siguen existiendo grandes inequidades en este tema.
Asimismo, la región de las Américas registra las tasas más altas de adolescentes embarazadas, indicador fundamental de inequidad en salud reproductiva. En el caso de las comunidades indígenas, tienen tasas aún más altas de embarazos en adolescentes.
El acceso a la planificación familiar (demanda no satisfecha) sigue siendo inequitativa, en especial para mujeres jóvenes, sin educación y de las áreas rurales. Respecto al aborto y sus complicaciones, aún constituyen causas significativas de mortalidad materna en la región, lo mismo que los embarazos de riesgo: 137 mujeres por cada 100 000 niños nacidos vivos mueren de complicaciones durante el embarazo/parto.
De acuerdo con la OMS, en 2004 las principales causas de mortalidad materna en Latinoamérica y el Caribe eran la hipertensión (26%), las hemorragias (21%), el aborto (13%) y el parto obstruido (12%).
La inequidad también se refleja para los varones, “en cuanto a los hombres, estos presentan tasas más altas de SIDA, aunque en algunos países principalmente caribeños (Surinam, República Dominicana, Jamaica, Barbados y San Vicente, por ejemplo), las mujeres presentan mayor incidencia de SIDA que los varones jóvenes. También existe desigualdad en el acceso a información y toma de decisiones sobre el uso del condón entre ambos sexos con un rango de edad de 15 a 24 años de edad.”
Otros datos a destacar en el citado reporte, es que “las enfermedades crónicas constituyen la principal causa de mortalidad entre mujeres y hombres de la región de las Américas. En 2010 se registraron 35 millones de decesos, de los cuales 49% eran mujeres.”
“Asimismo, se tiene registrado que el porcentaje de mujeres obesas es más alto que el de los hombres, una tendencia que empieza con las diferentes actividades físicas durante la juventud. No obstante, los varones tienen mayor riesgo de morir por causas externas, como por ejemplo, a causa de homicidios y/o accidentes. En México, el riesgo de muerte por estas causas es cuatro veces mayor en hombres. Y en cuanto al consumo de tabaco en jóvenes, el sexo masculino fuma más que las mujeres, sin embargo, este patrón también está cambiando”.