“Yo creo que la ciencia es vista simplemente con muy poco nivel de interés, muy poca importancia; los políticos en México desconocen que en México se hace ciencia de primer nivel y simplemente no hay tradición, no existe ese vínculo… mi idea es que nuestros legisladores y aquellos que tienen poder de decisión deberían dirigirse a la comunidad científica”.
Y es que Alejandro Ramírez, físico molecular, catedrático investigador de la UAEM en la facultad de Ciencias, fue convocado como perito en el juicio de un particular, en el que se le pidió probar la fiabilidad del GT-200 como evidencia para encontrar sustancias prohibidas. Su dictamen refiere que el aparato fabricado por la empresa inglesa Goobal Technical LTD, que supuestamente detecta moléculas de sustancias prohibidas es un fraude.
Cabe señalar que el sistema programable de detección molecular GT-200 fue fabricado en el Reino Unido de la Gran Bretaña, por Global Technical, LTD y ya había sido denunciado como fraudulento por el doctor Luis Mochán, quien también ha emitido peritajes en el mismo sentido.
El detector molecular GT-200, es según sus fabricantes, el equipo más confiable y avanzado del mundo como detector remoto de sustancias, en constante actualización y mejoras.
En su página web http://www.gt200.com.mx/global.html se explica que las sustancias pueden ser detectadas, aun si son "ocultas" en aceite, petróleo o artículos perecederos, tales como el pescado entre otros; se utiliza como una herramienta para revisión de vehículos en retenes carreteros, puntos de revisión y cruces fronterizos, donde también se puede utilizar como detector de explosivos y armas de fuego, y se elimina la necesidad del procedimiento de búsqueda aleatoria.
La prueba al GT-200 se realizó en la Academia Mexicana de Ciencias en la ciudad de México, el pasado 21 de octubre de 2011, como parte de la aportación de pruebas en la averiguación AP/PGR/MOR/CV/COE/045/2011 en el que participaron Alejandro Ramírez Solís de la UAEM y el físico Luis Mochán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quienes determinaron que el aparato no tiene tecnología, por lo cual no sirve para lo que señala el manual de operación.
“Los humanos hemos puesto sondas en el espacio, incluso en Marte y mucho más allá; sabemos perfectamente de qué están hechos los planetas, las lunas, las estrellas, y sabemos eso analizando la radiación que emiten las moléculas, esta radiación puede ser emitida por transiciones electrónicas, en el caso de radiación ultravioleta o visible; transiciones vibracionales, es decir, cambios en los modos de vibración en el cual es un espectro infrarrojo o transiciones rotacionales en el cual son microondas”.
“Si analizamos este tipo de transiciones podemos caracterizar una molécula de manera perfecta simplemente viendo el espectro que emite, ahora, para ver el espectro que emite, necesitamos tener la molécula muy cerca, es un espectro extraordinariamente débil, proporcional a la cantidad de materia que hay y decae muy rápido, es decir a un metro de distancia tengo una fracción de la radiación absolutamente despreciable, por eso los aparatos científicos que sí pueden detectar esto, requiere que la muestra se ponga dentro del aparato”.
Alejandro Ramírez afirmó que existen aparatos donde sí es posible detectar con precisión el tipo de moléculas, pero no se puede hacer este análisis a distancia y menos con un aparato que no emite energía como el GT-200, que según los fabricantes, dicen que funciona con la energía del cuerpo, lo que resulta ser un fraude.
Es importante, dijo, que la gente sepa que existen mecanismos legales para defenderse de acusaciones donde se utiliza este aparato GT-200, que no es un instrumento que sirva como una prueba en un juicio legal, ya hay jurisprudencia al señalar que lo importante es que la demostración de la fraudulencia está más que demostrada, y lo que hay que hacer, es escalar el caso al siguiente nivel de decisión para tomar el referente científico, antes de hacer una inversión como la que se hizo en la compra de estos aparatos, que superó los 200 millones de pesos.
“México tiene una comunidad científica importante, con científicos de primer nivel internacional que pueden dar una opinión inteligente acerca de la pertinencia o no pertinencia de adquirir este tipo de aparatos”, acotó.