Lamentó que tanto legisladores como el Ejecutivo no pongan atención a la opinión de la sociedad y de los empresarios para tomar decisiones de esa naturaleza, por lo que hizo un exhorto a la presidenta de la comisión de Turismo, Erika Cortés Martínez, “a que no ignore a los más afectados, que no sólo es el huésped, sino el mismo sector hotelero y no creo que el horno esté para bollos, estamos apenas saliendo o atravesando varios años de baja ocupación en el estado”, (contrario a lo que los datos oficiales han ofrecido año con año).
Calificó de precipitada esta decisión y que en todo caso, esta medida “hubiese sido más prudente si se hubieran resuelto otros temas como la señalización o el tema de la seguridad, que son renglones pendientes para el estado”.
Segura Zubillaga refirió también que el secretario de Turismo, Jaime Álvarez Cisneros, le preguntó su opinión respecto a esta medida, “y le comenté que no estábamos de acuerdo, por lo que lo exhorté a que analizaran la posibilidad de que fuera un impuesto más generalizado”; es decir, hacia el sector turístico en general como son restaurantes, discotecas, taxis turísticos, balnearios; porque ese dos por ciento tiene un propósito y el aumento es legítimo porque sirve para “recaudar más dinero para promover el destino turísticamente hablando; sin embargo, todos los sectores nos beneficiamos, no sólo los hoteleros”.
Estimó que el aumento que podrían tener en sus tarifas es del 1.25 por ciento, es decir “el uno por ciento que nos aumentaron del hospedaje, más los impuestos estatales que se destinan para educación, particularmente para la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, que es de aproximadamente 25 por ciento”, finalizó el empresario.