La exigencia central de participantes fue de detener la inseguridad y la violencia en todas sus formas.
Como cada año, se conmemoró este primer domingo de marzo el Día Nacional por la Familia (instituido por los gobiernos panistas) con la caminata que en esta ocasión tuvo como uno de los aliados principales al titular de la diócesis de Cuernavaca Ramón Castro Castro. En su intervención, ofrecida al término a la marcha -como la de otros oradores-, aprovechó para fijar su postura en contra de la suspensión del embarazo y contra el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Esta caminata contó con la participación de ciudadanos en general, transportistas, empresarios, escuelas particulares, estudiantes de instituciones públicas, academias de danza, de karate, de mecánica, grupos musicales, integrantes de colegios de profesionistas, asociaciones como el Pentathlón, maestros sindicalizados, el poeta Javier Sicilia, grupos parroquiales, juveniles, y familiares de personas desaparecidas, entre otros.
Vestidos de blanco, con pancartas alusivas a la paz y el llamado contra la delincuencia, avanzaron desde la glorieta de Las Palmas por avenida Morelos -respetando el paso en los semáforos- hasta la calle de Hidalgo, hasta llegar al zócalo de la ciudad en el espacio aledaño a la estatua ecuestre de Emiliano Zapata.
Al frente del contingente, caminaron representantes de las agrupaciones convocantes y Castro Castro, ataviado con la vestimenta oficial de los obispos (alba o sotana, moceta y solideo, conforme denominan a esa sprendas en esa religión).
Ya en el centro, durante la concentración, hicieron uso de la palabra una maestra, un ama de casa, un médico, el coordinador de “Coalición por la familia y la vida”, Roberto García, quienes coincidieron en manifestar que la paz es posible. Señalaron que hay muchos más ciudadanos dispuestos a trabajar por el desarrollo desde la familia que criminales, y plantearon la propuesta de generar un ambiente pacífico desde el núcleo familiar y en todos los ámbitos: el escolar, laboral, y en las calles.
La paz se construye desde lo personal
En entrevista, Roberto García de la“coalición por la familia y la vida”, expuso que el objetivo de la caminata es festejar el día de la familia, pero con el tema de la paz. “No buscamos confrontarnos con nadie, en contra de nadie, sino a favor. Queremos que cada uno de los participantes haga el compromiso de propiciar la paz con acciones tan simples, que van desde la forma de conducir el automóvil con cortesía, evitar el acoso escolar, la violencia intrafamiliar, hasta no tirar basura y fomentar valores”.
Aseguró que la participación en la marcha fue plural, algunos religiosos y otros no, y rechazó contundentemente que detrás haya algún partido político. Hizo notar que las demandas estuvieron vinculadas a la inseguridad por la incidencia que se vive.
“Nosotros no hacemos acusaciones, pero hay datos más claros; en la Encuesta del Instituto para la Economía y la Paz, en la medicación del 2013 (sic), deja a Morelos en el último lugar y Campeche está en el primero, nosotros planeamos que se debe analizar que está haciendo esa entidad del sureste y tratar de aplicarlo aquí. Este instrumento aplica indicadores como el de la impunidad e indica por ejemplo que Morelos tiene el 94 por ciento de casos que quedan impunes, y el más bajo de encarcelamiento, es decir, de cada 100 casos solo seis se resuelven, 96 no, no hay encarcelamiento. Además mucha gente no denuncia por temor o desconfianza”.
Por cuanto a algunas consignas como las contrarias al aborto, el vocero de los organizadores destacó que “cada uno de los ciudadanos traía sus consignas especiales o personales, nosotros lo único que pedimos fue que no hubiera insultos u ofensas a nadie, escuchamos porras de gente que no está de acuerdo con el aborto, pero la marcha no tenía esa motivación, el mensaje es que sí es posible la paz con actos concretos, comenzando con una actitud personal”.
Adelantó que se buscará con empresarios colocar espectaculares con mensajes y compromisos por alentar la paz.
No es un problema de percepción
Entre los participantes también estuvieron transportistas como Dagoberto Rivera Jaimes, presidente de la Federación Auténtica del Transporte (FAT), quien expuso que acudieron al llamado de las organizaciones y del obispo para marchar por la paz, la familia y la seguridad. “Tenemos que mandarle mensajes al gobierno de que esta marcha hoy no la convoca un poeta, un partido, ningún político, sino el obispo preocupado por lo que él escucha en la Iglesia de que sigue la inseguridad en un nivel muy alto y de que las estrategias que ha aplicado el gobierno del Estado no ha sido efectivo (sic). Yo espero que finalmente el gobierno no descalifique esta movilización, que ahora no tengan esos arranques porque muchas veces buscan echarle la culpa a alguien de los errores en los que ellos han caído”.
Recordó que como gremio ya han expuesto constantemente que día con día, 25 organizaciones del transporte público de pasajeros sufren en promedio 50 asaltos diariamente en la zona metropolitana.
Escuelas y academias se sumaron al llamado en contra de la violencia
De forma notoria, estuvieron presentes como grupos, escuelas particulares y academias diversas de danza, deportes, entre otras. Tal es el caso de la escuela de karate Zendoki, cuyo director, Felipe Santamaría Luni, explicó que en esta escuela hicieron una reunión con padres de familia y alumnos, en la que se habló de esta convocatoria y decidieron participar para fomentar la unión familiar.
Comentó que en muchos casos los padres de familia meten a sus hijos a estudiar artes marciales por la propia delincuencia, y otras formas de violencia como el acoso escolar, y buscan contar con herramientas de defensa personal. “Vemos que la violencia ya está muy fuerte en nuestras colonias, y de esta forma mandamos ese mensaje de que buscamos la paz”.
Casos no resueltos
Como en otras manifestaciones, estuvieron presentes familiares y amigos de la joven desaparecida Jesica Cerón. Su madre, Celia Salinas Maya, expresó que hasta la fecha siguen en la misma situación, sin avances en torno a la localización de la joven que estaba embarazada cuando desapareció. “Quiero seguir confiando en que la vamos a encontrar a ellos y ahora a mi nieto o nieta, porque ya se cumplieron 18 meses y no sabemos nada.
Hacemos presencia para que vean que seguimos en pie de lucha y tocando puertas, es mucha gente que está aquí porque somos muchos los que queremos seguridad, las autoridades no se dan cuenta de la situación o no lo ven”.
Por otra parte, llamó a la población a sumarse a la campaña de difusión que se ha propagado a través de redes sociales, para que contribuyan a la ubicación de Jessica y de otras víctimas más.
La Iglesia no tiene, ni busca confrontación con gobierno: Obispo
El obispo Castro Castro, en entrevista, señaló que el motivo de la marcha fue “manifestar que se mejore la seguridad y que las estrategias vayan al fondo para poder encontrar esa paz que tanto necesitamos”. Comentó que en los feligreses le dan cuenta de casos de delincuencia, como el que recientemente denunció el templo de Amatitlán, donde un ladrón entró a la oficina parroquial con un cuchillo, amenazó a la secretaria, y se llevó el poco dinero que había, además de al menos tres robos de vehículos de quienes van a misa.
Refirió que últimamente ya no ha recibido información sobre amenazas o extorsión a sacerdotes, como ocurrió hasta siete u ocho meses cuando recién llegó a Morelos, cuando tuvo un caso específico de este tipo en una parroquia, que se solucionó.
Mencionó que en la reunión que sostuvo con el secretario de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén, antes de esta marcha, “simplemente se confirmó que no hay confrontación entre gobierno y la Iglesia, y que no es mi deseo ni intención de ninguna manera, sino de unir fuerzas y en los puntos donde coincidimos trabajar juntos y en aquellos donde no coincidimos, respetar nuestro derecho de manifestarlo”.
Al final de la caminata y la concentración, se lanzaron globos blancos al aire. Posteriormente con las manos enlazadas y en alto, cantaron el “Himno a la alegría” y convocaron a escribir y firmar en dos grandes mantas blancas compromisos específicos por la paz.