–Necesito ayuda de la gente o del gobierno municipal o estatal porque mi hijo José Antonio Cruz Morales tiene leucemia. Él se encuentra ahorita aquí en un cuarto, tiene 14 años de edad y tres con leucemia. Necesitamos ayuda como medicamento y recursos para trasladarlo al IMSS –Instituto Mexicano del Seguro Social- porque él ya no se puede mover –dice la señora Laura Lidia Morales Acosta, quien vive en la calle 1 de mayo sin número, en la colonia Paracas y fue una de las personas afectadas por los fenómenos climatológicos del domingo 29 de junio.
–El que quiera donar sangre o plaquetas debe ir a la clínica 1 del IMSS y decir que va a donar para José Antonio Cruz Morales; él es sangre RHA “O” positivo –explica la señora Laura, de 46 años y a quien el DIF municipal no le quiso ayudar porque su vivienda tiene techo de cemento, aunque reclama que el agua se metió a su cocina y averió su estufa y varios muebles.
La niña madre de 17 años
En esa vivienda dividida en varios cuartos y donde sólo uno tiene techo de cemento viven tres familia y un total de 12 personas. Dentro de los pequeños cuartos hay piso firme y están con agujeros producto del peso de los proyectiles de hielo que cayeron la tarde del domingo. También se observan varios juguetes arrinconados en las paredes.
Dulce Leticia Espina Valverde -nuera de la señora Laura- de 17 años, con un hijo de un año, platica cómo ocurrieron los hechos.
–Eran como las seis de la tarde cuando comenzó a llover, luego arreció. Nosotros pensamos que iba a ser como cualquier lluvia pero no, después hubo mucho viento y después comenzó a caer granizo, así mire, como unas pelotitas, pero cayó mucho y se puso así de grueso –como de diez centímetros de espesor. Cuando vimos que comenzó a granizar quisimos meter la ropa pero los niños lloraban, entonces fuimos con los niños y pedimos permiso con la gente que tiene sus casas bien -con techo de cemento- para que las bolas de hielo no lastimaran a los pequeños. Luego llegaron los del DIF, nos trajeron cobijas para que pasáramos la noche, porque todo se mojó y nos dijeron que nos iba a traer láminas para techar los cuartos. Nos están dando de comer, nos traen comida o nosotros vamos por ella, también nos dan agua.
En el patio de esta casa hay zapatos amontonados escurriendo y ropa tendida sobre algunos muebles viejos: parecen pescados abiertos, esperando un sol que no llega.
También hay una perra flaca de color blanco con 12 animalitos recién nacidos. Debajo de unos cartones mojados salen dos perros de costillar inflado y visible que parecen mandolinas o charangos… Pujan en vez de ladrar y dan lástima en vez de miedo.
Fueron a la escuela mojados y descalzos
Otra vivienda afectada fue la de la señora Fanny Chapas Díaz, quien tiene cuatro hijos: de 14, 13, 10 y 8 años. En su patio se observan cuadernos y libros abiertos sobre tambos o muebles húmedos.
–Se mojaron los libros y cuadernos de los chamacos; se mojaron los uniformes y sus zapatos, y pues se tuvieron que ir así con la ropa medio húmeda y sin zapatos y sin útiles.
–¿Los dejaron entrar a la escuela?
–Sí, claro que sí. Los maestros supieron lo que pasó en esta colonia y los dejaron pasar; además, no pueden correrlos o cerrarles la escuela porque están en los meros exámenes y no pueden faltar. Afortunadamente mis hijos son muy buenos estudiantes y aunque sea así fueron y van a seguir asistiendo a la escuela. Esperemos que no vuelva a llover y a caer granizo como la tarde de ayer porque ahí sí estaría medio cabrón todo.
Las gentes húmedas
A nuestro recorrido atravesaríamos por la calle 5 de Mayo –sin pavimentar- y encontraríamos más viviendas pobres, muchos perros flacos –algunos con ciertos genes ingleses, alemanes y orientales- que deambulan buscando sobras de comidas, mientras los niños ajenos a la desgracia jugaban con juguetes de plástico recién lavados.
En las ventanas y en las puertas de las casas las gentes observaban húmedas las hojas a la mitad de la calle, los árboles caídos y los cables de luz reventados.