Eutimio Vázquez es mariachi desde hace más de 25 años. Bajito, moreno y vestido de charro con corbatín de color hueso, espera recargado en el poste de una farola de Plaza de Armas a que un automovilista lo llame. Tiene en la mano derecha un fajo de tarjetas de presentación del Mariachi Diamante en las que resalta el teléfono 312 33 00. Pero son las 13:00 horas y ningún auto disminuye la velocidad en busca de músicos.
Eutimio tiene al menos tres enemigos que le quintan el sueño:
–La delincuencia aleja la gente de las plazas y las calles y las mete a sus casas: ya nadie quiere salir a ningún sitio porque tiene miedo de ser asaltado o acribillado. Yo a las nueve o diez de la noche me voy porque no cae nada, todo mundo anda con el Jesús en la boca; hace unos tres o cuatro años esas horas eran las más buenas, caían bastantes serenatas. El segundo de mis enemigos es el agua o mejor, la lluvia: la gente no sale cuando llueve. Y el tercero es el Mundial de Futbol porque disminuye el trabajo: no podemos tocar en los restaurantes o en los bares porque la gente está viendo la televisión.
Originario de Puebla pero radicado en Morelos desde más de veinte años, con una esposa de Cuernavaca y tres hijas dedicadas a la música, el guitarronista y segunda voz de los Diamantes confía en que la situación mejore:
–Tengo fe en que las cosas se van a componer, pero el gobierno debe ponerse las pilas, si da seguridad hay trabajo, la gente sale como antes a divertirse por la noche sin miedo a que lo asalten o lo maten. Si hay seguridad la gente sale tranquila afuera de su casa, a pasear, a divertirse, a escuchar un buen mariachi. Si hay seguridad la gente anda feliz, con ganas de celebrar.
El representante del Mariachi Diamante platica que a pesar de que ha disminuido el trabajo aún tocan en bodas, quince años y eventos, principalmente de gente que viene a celebrar a Morelos desde el Distrito Federal. A la semana tienen tres o cuatro tocadas, si bien les va, mientras que hace cuatro años llegaban a trabajar de ocho a diez horas:
–Lo que sí han disminuido mucho son las serenatas; pero en cambio han aumentado las contrataciones para entierros y velorios. Nos siguen pidiendo “Puño de tierra”, “Cruz de Olvido”, “Te vas ángel mío”, las clásicas que le gustaban al muertito. Hay una canción de Guerrero que se llama “Veinte mujeres de negro”, esa la piden mucho también, no recuerdo qué autor es. Ah, y “El mariachi loco”, que también la piden en los entierros.
El grupo musical cobra entre 100 y 150 la canción y canta de todo lo que le pidan, continuamente se están renovando, incluso tienen arreglos propios y tienen un sonido especial que los hace diferenciarse de las 18 agrupaciones que trabajan en plaza de armas y con los cuales tiene que competir por el sustento.
En sus 42 años de edad Eutimio Vázquez ha cantado mil veces una canción que aún lo conmueve como ninguna: “Amor eterno”, de Juan Gabriel –Humberto Aguilera Valadez-:
–Me mueve mucho, me llena y me llega esa canción. Es muy bonita. Me recuerda a mi esposa, a mis hijos, a mis padres y hermanos; a toda mi familia: músicos todos, como yo.
Después de darle la mano y desearle buena suerte a Eutimio Vázquez me alejo.
Una parvada de pájaros negros agreden con picotazos a uno de sus compañeros tratando de quitarle algo que lleva en el pico y defiende –comida seguramente-. En segundo plano hay nubes como palomitas de maíz amontonadas en una hoya y relámpagos que anuncian que tampoco la tarde y la noche estarán para parrandas.