El conductor, un joven de 22 años, soltero, recibió el pasaje e hizo el descuento respectivo. Arrancó su máquina con suavidad, cuidando que las mujeres estuvieran sentadas.
La unidad que pertenece a la Ruta 3 –Alpuyeca a Santa María– iba casi llena: quedaban lugares al fondo. Adentro había un olor a viaje.
El operador subió el volumen de su estéreo a una intensidad moderada: sonaban canciones de Buscando América, un disco lanzado en 1984, de Rubén Blades y Seis del Solar & Son del Solar, que fusiona diferentes ritmos musicales tales como la salsa, reggae, rock, y el jazz latino y con algunas canciones de contenido social, que fueron prohibidas por varias estaciones de radio.
Del Pioneer y las bocinas, salieron “Decisiones” y “GDBD”.
El celular de una de las mujeres que subió en la parada de la fiscalía sonó. El conductor observó por la colita del ojo y de inmediato le bajó el volumen a su música.
La mujer, algo sorda, contestó la llamada de quien al parecer era su hija y dio algunas instrucciones y regaños. Hecho esto colgó.
El chofer volvió a subir el volumen: llenaron las entrañas de la nave “Desapariciones”; “Todos Vuelven”…
Un tal Virgilio Bahena Bahena, que se dijo presidente de Ruta 4, propuso que retiraran los estéreos de las unidades del transporte colectivo, porque se han recibido muchas quejas de usuarios del transporte. “Causan la misma distracción que los teléfonos celulares en los operadores”, afirmó.
–Ya nos prohibieron que subieran payasos y músicos. Muchas veces subían artistas que tocaban muy bien, hasta yo les daba unos pesos porque se lo ganaban, creo que eran profesionales y que se subían a cantar para completar el gasto o para unas chelas, pero eran muy buenos. Desde las cinco de la mañana hasta las diez de la noche. Échale. Cuando uno sube anda fresco pero pasa el tiempo y en la misma postura se joden los riñones y con el calor te da sueño. La música te pone alegre, bueno, si andas herido porque te dejó la chava, pues te pone triste, pero la música te despierta. Hay compas que ponen la música a todo volumen y eso distrae porque no se da uno cuenta de lo que sucede afuera y puede uno ocasionar accidentes, pero para eso está la policía de tránsito, para infraccionarlos y también hay un teléfono para quejas. No se me hace justo que nos quieran quitar a todos el estéreo que es lo único que nos mantiene despiertos en las horas difíciles y después de más de 12 horas al volante.
Mientras la gente subía y bajaba en las paradas, y los checadores gritaban números indescifrables al conductor y éste arrojaba a cambio monedas de cinco pesos, el estéreo seguía con “Todos Vuelven”; “Caminos Verdes”; “El Padre Antonio y el Monaguillo Andrés” y “Buscando América”.
–A mí me gusta esta música porque mi padre siempre la ponía y me llevaba con él. Él también es chofer y toda la vida lo acompañé y a mí me gustó el volante, desde chavo. Manejo camiones desde los quince años y tengo veintidós años, estudie la secundaria y cuando cumplí los dieciocho años me puse a trabajar como chofer en las rutas. Me gusta mi trabajo y me gusta la música.
Sobre Galeana, antes de llegar a la calle Miguel Hidalgo, la ruta hizo una parada: “En la sala de un hospital/ a las nueve y cuarenta y tres, nació Simón./ Es el verano del sesenta y tres/ el orgullo de don Andrés por ser varón…” comenzó a versar Willie Colón.