Múltiples controles se han ido aplicando, bajo el pretexto de la equidad en los procesos electorales, a los medios de comunicación, entiéndase: al medio radio, al medio televisión, no así al medio prensa escrita, ni al medio cibernético, primero con la suspensión y prohibición de la contratación de espacios publicitaros por parte de partidos políticos, candidatos, particulares con intenciones de apoyo a aspirantes electorales, y ahora inicia el embate en torno a los contenidos bajo el pretexto del “derecho de réplica”.
La Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT) expresó su preocupación ante la “pretensión unilateral” del Instituto Federal Electoral (IFE) de regular el derecho de réplica, lo que representa una flagrante invasión a las funciones del Poder Legislativo y un atentado en contra de la libertad de expresión, advirtió Tristán Canales, presidente del Consejo Directivo de esta organización.
Empatamos con la industria de la radiodifusión en su legítima y profunda preocupación por la manera en que el Instituto Federal Electoral ha venido operando para tratar de imponer condiciones inaceptables para los medios en materia de libertad de expresión. El presidente de la CIRT agregó que la pretensión de ese organismo electoral es imponer mayores restricciones a los medios para la cobertura de las campañas electorales y contar con nuevos mecanismos de censura. Sin embargo, ni los medios, porque sus contenidos no aparecen de la nada, ni los radiodifusores, entiéndase, concesionarios o propietarios, como se quiera ubicarlos, salvo muy contadas excepciones de doble función, ejercen el “derecho de réplica” porque no han utilizado un micrófono ni se han parado frente a una cámara más que para adquirirla, y eso está en duda.
El derecho de réplica corresponde aplicarlo no al medio sino al periodista, al comunicador, al reportero, que bajo su análisis, visión, consideración, editorialización, manejo de la información, etcétera, generó la reacción del personaje o institución aludida, esta última también, por supuesto, a través de un representante.
Apertura al diálogo maduro y responsable, es la invitación de la Cámara de Radio y Televisión hacia el Instituto Federal Electoral. Se dice la CIRT respetuosa de la ley y las instituciones del Estado mexicano, pero rechaza que en aras de la supuesta equidad en las contiendas, cada proceso electoral, cada año y cada día, el IFE imponga acuerdos unilaterales, arbitrarios, que claramente violan las garantías individuales de los mexicanos. A ello también nos sumamos.
Sin embargo, hasta el momento no ha llegado la convocatoria, y entendemos que habrá de montarse, porque no llegará, la invitación para que el gremio periodístico se exprese y debata. Ningún medio podrá ejercer el “derecho de réplica” sin periodista de por medio. Alguien tiene que haber expuesto un punto de vista, un análisis, un reportaje, una noticia, un artículo, una columna o realizado una entrevista, para que se genere una reacción. ¿Quién, si no el propio autor, puede permitir ese debate y además ahondar en el tema?
Tan grave es que no haya “derecho de réplica” como que el concesionario sea quien decida y ordene al periodista la forma y el método a desarrollar. Por supuesto que de todos es sabido la igualdad en el tiempo, en el espacio y en el horario, pero el comunicador, insistimos, el reportero no puede sujetarse a oír y ver a quien dice tener argumentos en contra sin ahondar e investigar.
Por supuesto que apoyamos a la CIRT en este reclamo y rechazamos contundentemente la creciente posición de la autoridad electoral mexicana por controlar medios, contenidos y réplicas. El gremio periodístico debe estar en la mesa de debate; aunque no se le invite, acudiremos desde nuestras trincheras para hacernos escuchar. Digamos que sería nuestra réplica por ejercer nuestros derechos
Al aire
El gobierno de Veracruz anunció que identificó al presunto asesino intelectual y material del periodista del Diario Notiver, Miguel Ángel López Velasco, y ofreció una recompensa de tres millones de pesos a quien dé informes sobre su paradero.
Se trata de Carlos Carranza Saavedra, conocido por las autoridades como “El Ñaca”, consumado delincuente del puerto de Veracruz, quien supuestamente tuvo serias diferencias con el reportero asesinado el pasado lunes junto con su esposa e hijo.
De ser cierto, y perdón la duda, pero ya sabemos que esas investigaciones tan efectivas son tan dóciles como las que no se consolidan, sea el inicio de la resolución de los múltiples casos documentados que integran el censo sangriento que ubica a México como el país más peligroso en el ejercicio periodístico.