Los antecedentes curriculares y vínculos familiares de quien se fue eran suficientes para augurar éxito en la encomienda. Sin embargo, con independencia de otros factores, dos pudieron definir su culminación en el cargo. Antes es preciso comentar que Vega Chavaje en su oportunidad trabajó por la modernización de la corporación y enfocó baterías en el tema de los exámenes de control de confianza; termómetro que hasta el momento ha traído más dificultades que beneficios en donde se ha aplicado.
Desde que se supo de la baja fulminante de 88 integrantes de esa secretaría al ser calificados como NO APTOS en esa prueba, era de fácil cálculo el que de no lograr su reintegración el despido no era justificado; al Ayuntamiento le costará esta decisión más de 5 millones de pesos. A los ex policías el daño moral causado les será difícil saldarlo y ni que decir de las dificultades para ubicarse en espacios similares.
Vega Chavaje, más que de motu proprio por la presión pública, reveló datos contundentes sobre la detención del joven Jethro Ramsés Sánchez Santana, desparecido desde hace más de 50 días. De todos es conocido ahora que de los hechos y detención por parte de elementos municipales bajo su mando, el par de alteradores del orden al amenazar a los custodios fue puesto a disposición de la Policía Federal y, en esa misma dinámica, al Ejército Mexicano. De Jethro, hasta el momento, no se sabe nada. Su compañero declaró haber sido maniatado y golpeado.
Chavaje tuvo el valor, o mejor dicho, la necesidad de revelar datos como los horarios y los números económicos de las unidades vehiculares de la Policía Federal y del Ejército. No se cumplieron los protocolos y con ellos nadie ha podido librarse de responsabilidad. Hijo de militar, Vega Chavaje tuvo valor pero el castigo le alcanzó.
Mario Ayón Rodríguez recibe una corporación dañada, por lo que hay mucho por hacer.