En agosto próximo, una vez que declare válida la elección del Estado de México -independientemente del trabajo que habrán de desarrollar los tribunales electorales ante el anuncio del Partido de la Revolución Democrática de impugnar deficiencias en 45 municipios-, habrá de recibir su constancia de mayoría Eruviel Ávila, y con ello el gobernador Enrique Peña Nieto tendrá su mira solamente enfocada al abanderamiento del PRI rumbo al 2012.
“Se acabaron los pretextos. Una vez realizados los procesos electorales locales, es hora de concluir el análisis de las reformas pendientes, tomar la palabra al Ejecutivo Federal y demostrar con hechos nuestra responsabilidad y compromiso con el interés general”, expresa el ex gobernador de Sonora, sabedor de que serán los próximos dos o tres meses el tiempo restante para esa codiciada reforma, cuyo análisis se vio interrumpido por los muy diversos intereses que envuelve una contienda electoral.
Para Peña Nieto, la campaña ya es abierta, y ha iniciado una serie de reuniones con quienes ven en él al mejor posicionado y definitivo candidato del PRI a la presidencia de México. Otros muchos han recibido de él apoyos que les llevaron a ocupar cargos de elección popular, y es el momento de cobrar esas facturas. La reciente reunión con políticos de todo nivel, de todo el país, de todas las corrientes, de todas las edades, de todos los sectores, denota ese liderazgo por nadie cuestionado.
El presidente del Senado destacó que es momento de que cada una de las partes concrete su disposición a discutir y aprobar las reformas que la ciudadanía nos exige para restablecer la confianza y la concordia entre los mexicanos. A Manlio, como lo refieren sus cercanos y los no tanto, le reconocen su gran capacidad negociadora pero también su férreo carácter cuando se trata de defender posturas. Su experiencia es no solamente amplia sino reconocida por propios y extraños, por integrantes de su partido y los de oposición, por los de abajo en el escalafón y por los de arriba, por los del mismo Poder y por los de al lado: Judicial y Ejecutivo.
El uso mediático de Enrique Peña y su afán por estar en escenarios un tanto cuanto banales, han sido motivo de crítica pero también suman adeptos. Su vida personal para unos es envidiable y para otros simple oportunidad. Su manejo de Comunicación Social para unos es un ejemplo de cómo debe ser promovida la imagen pública y el posicionamiento de una figura; para otros, es derroche y complicidad.
Beltrones advierte que a nadie debe sorprender el diálogo con el Ejecutivo federal, cuando el calendario legislativo nos apremia y es necesario dar muestras de un ejercicio público y abierto de la política. Desde hace cinco años iniciaron los trabajos de la llamada Reforma del Estado, para “modernizar y hacer funcional nuestro régimen político, basar nuestra confianza en instituciones renovadas y dar voz y fuerza a la ciudadanía”. Su discurso para muchos es de fondo y demuestra una definida forma de ver el futuro de México, para otros es retrato de un viejo esquema que no quieren ver de vuelta.
Entre estos dos personajes, estará centrada la vida de muchos del PRI, las precampañas de los seguidores de uno y de otro estarán soportadas por lo que hagan el otro y el uno. Ambos, sin dudas, tienen con qué y quieren ser; para fortuna del Partido Revolucionario Institucional, con este o con aquel, todo apunta a que podrán recobrar la presidencia de la república. Falta ver que sean capaces entre todos de conservar la necesaria unidad para conquistar el espacio perdido en 2000.
En el aire
Triste y desafortunado el deceso de Facundo Cabral. Sin ser de aquí o de allá, murió fuera de Argentina; sin edad ni porvenir lo seguiremos cantando y tarareando. Descanse en paz.