Ya en el destino, aunque parezca inconcebible, el refugio es la mejor decisión. Insistimos, los tiempos aquellos, en los cuales buscar un buen lugar para salir a cenar y tal vez hallar diversión nocturna con la pareja, son historia.
La familia, sabedora de los riesgos, nos da todo tipo de consejos: ¿Para qué te arriesgas? No es buen momento para viajar por carretera. ¡Viaja de día! ¡Qué no te agarre la noche! ¡Hablas llegando; no dejes de hacerlo!
¿Vas a viajar solo? ¡Qué te acompañe alguien! Los amigos y conocidos, mitad broma, mitad en serio, nos dicen: ¡Qué valiente eres! Ten cuidado, está muy sola la autopista.
No es gratuita esta realidad; el sentimiento y el padecimiento es generalizado. Cualquier destino al que usted desee viajar tiene consigo riesgos antes impensables. Los de Morelos, si queremos ir a Guerrero, ya sabemos, son espacios de peligro. ¿Para Veracruz? Espantoso momento el que cruza ese estado.
Para el Estado de México por Zempoala, inclusive al Aeropuerto de Toluca en transporte especial, es un camino de alto peligro. Las corridas todas se cumplen en horario matutino y vespertino, nunca nocturno.
Hacia el Distrito Federal tal vez sea la ruta más segura. El alto tráfico y el patrullaje constante otorgan alguna garantía pero no es una póliza de seguro.
Los secuestros, las ejecuciones, los levantamientos, las desapariciones, las extorsiones son tan comunes como el robo de vehículo, de casa habitación, de pertenencias personales, pero el grado de violencia es una característica que supera antecedentes e incluso lo imaginable.
Estamos inmersos en una dinámica urgente de revertir. Las películas mexicanas de éxito, si bien es cierto, son una denuncia; están basadas en la realidad cruda. Sin embargo, su mensaje tal parece que enaltece el crimen y convoca a seguir esos pasos. Se privilegia la impunidad y el estatus económico. La muerte aparece como un premio y un objetivo.
Esperar a que culmine el sexenio y que el próximo Presidente de México reencauce el tema no es la única salida y no debe serla. Es más de un año el que tendremos que seguir en esta dinámica, más de una vez ratificada en su seguimiento.
A nuestros hijos no tenemos cómo explicarles este México. ¿Por qué se matan? ¿Por qué hay tiroteos? ¿Son cuetes o son balazos? Los operativos en las escuelas nosotros los teníamos para un posible incendio; después de 1985, para enfrentar un sismo; en las zonas costeras, ante un posible huracán o inundación. Ahora son para saber qué hacer en caso de algún enfrentamiento bélico.
Es nuestro México y aquí habitamos. Nuestro viaje de fin de semana logramos culminar con bien, pero en realidad sí fue toda una osadía. Por cierto, el pretexto fue nuestro 45 aniversario; para quienes no se dieron por enterados.