Manuel Martínez Garrigós, presidente municipal de Cuernavaca, es centro de ataques prácticamente desde el comienzo de su gestión. No hay anuncio, informe, inversión, préstamo, movimiento, aparición, declaración y cualquiera otra circunstancia que lo involucre, que no tenga una doble interpretación o –seamos condescendientes-- una visión diferente que aterriza en crítica a ultranza.
La más reciente nace en razón de la consulta ciudadana que ha empezado para saber sobre el destino para mantener o reubicar el monumento ecuestre de Emiliano Zapata Salazar. Antes la crítica fue en razón de haberlo retirado durante la construcción del distribuidor vial hoy utilizado hasta por sus más férreos opositores.
Después fue víctima al señalar que el paradero de la estatua era un misterio; unos meses más tarde, la cascada de aseveraciones negativas fue porque se había regresado a su lugar durante la madrugada sin consultar a nadie. El remate, parecería superfluo pero ahora se aprovecha, es que la figura del Caudillo del Sur no se aprecia en su totalidad.
Hoy –por supuesto que rayando en los márgenes legales-- el Ayuntamiento capitalino ha colocado buzones en Cuernavaca y en el resto de los municipios para recoger propuestas sobre la posible reubicación del monumento. La Internet es una alternativa que también fue puesta a disposición de todos quienes quieran opinar.
Actos anticipados de campaña es la acusación directa. Un disfraz de campaña política, apuntan otros. Mientras, al interior del Instituto Estatal Electoral analizan la denuncia formal que en contra del propio presidente municipal de Cuernavaca y la asociación Morelos Merece Ganar han interpuesto los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Movimiento Ciudadano.
En la casa de enfrente no cantan mal las rancheras. Traidor fue el más suave de los calificativos que Raúl Iragorri Montoya le lanzó al senador Graco Ramírez Garrido Abreu. Lo llamó “podrido, infiltrado y desequilibrado”.
La convocatoria a los pensadores de izquierda para que se sumen al Movimiento de Renovación Nacional fue el foro para dejar en claro que no habrá –por lo menos de forma suave-- una candidatura de unidad que involucre a los institutos políticos de esa tendencia existentes en Morelos.
Un día antes –sentimos en una actitud poco democrática-- Dolores Padierna contestó a los reporteros: “¡Graco no!”.
La secretaria general del PRD será muy secretaria general pero no tiene en su persona ni en su criterio la decisión de esa candidatura ni a nivel nacional ni en Morelos. Su postura de apoyo abierto a la persona de Andrés Manuel López Obrador generó una amplia convocatoria –cobijada por el alcalde de Jiutepec, Miguel Rabadán-- en la que el operativo de seguridad fue bastante exagerado. Pero queda en eso, una declaración más y sin sustento.
La figura que llamó la atención fue la lideresa Manuela Sánchez. Siempre impulsora de Graco Ramírez Garrido Abreu, aclaró: “Estoy con Graco en Morelos y con Andrés Manuel a nivel nacional”. ¡Zas!, dirían los expertos. Pero es congruente. Las diferencias entre los personaje, sus intereses personales, no deben afectar un estilo de gobierno que se pretende alcanzar en México. La postura del todo o nada es lo más antidemocrático que puede darse.
Bueno… ni qué decir de los blanquiazules. Con todo y hasta que el cuerpo aguante. Oswaldo Castañeda Barrera se puso de pechito. Vulnerable por varios flancos le dieron y por donde más duele. Inhabilitado por cinco años para el ejercicio público federal ante posibles irregularidades durante su gestión como delegado de la Secretaría de Desarrollo Social.
Pero cuidado con las interpretaciones y los alcances. Primero: la limitante es en el ámbito federal no estatal ni municipal. Segundo: hasta el momento se habla de presunciones, falta que se compruebe y por supuesto que el personaje se defienda. Tercero: Nada le arrebata la posibilidad de apoyar en campaña a quien desee y guste.
En otro ámbito hay experiencias, solo que en sentido contrario. Alfonso Pedroza fue inhabilitado para la función pública estatal después de conocerse el fraude de Gemtel –red inalámbrica de telefonía que nunca funcionó y se liquidó por anticipado--; más tardaron en darle a conocer la sanción que él en encontrar cobijo en una delegación federal en Guerrero.
A contrapelo surgen las declaraciones –según fuentes confidenciales-- de Edgar Valdés Villarreal, en las cuales se deja ver la corrupción y complicidad del secretario de Seguridad Pública durante los tres primeros años de la actual administración, Luis Ángel Cabeza de Vaca, al haberle permitido seguir su camino después de haber sido sorprendido y detenido en posesión de armas.
No es gratuito que el subsecretario de Gobierno, Javier Bolaños Aguilar –tal vez más por encontrar una salida poco comprometedora a la pregunta del reportero que con fundamento--, advierta que él esperaría que no se trate de un tema eminentemente electoral. No le falta razón. Insistimos, a estas alturas todo está estrechamente vinculado con el proceso de julio de 2012.
Así han arrancado las campañas o precampañas, cómo se les quiera llamar. Los apodos o nombres jurídicos no cambian la realidad. Y así, desafortunadamente, seguirá nuestro andar en búsqueda de una democracia que algún día pueda centrarse en el debate de las ideas y de las propuestas.