En efecto, ésa es la radiografía más que del Poder Legislativo –porque éste, como institución, subsistirá y será renovado- de todos sus integrantes actuales. Son los Diputados Ninis. Y lo decimos con todo el respeto que merece un problema de índole internacional que afecta a una generación entre los 15 y 30 años de edad, que debe enfrentarse de forma inmediata.
Es extraordinario escuchar el discurso de los diputados de la LI Legislatura –cuyos nombres además quedarán para la posteridad en una placa de bronce en el lobby del inmueble de la Cámara- con argumentos y presunciones vacías. Por supuesto que reconocemos que han existido beneficios con el trabajo de ellos mismos, ésa es su obligación. Lo que es criticable y condenable es que más de la tercera parte del tiempo promedio ha sido derrochado, perdido, desaprovechado.
No es comprensible que después del gran esfuerzo que significó –en especial para los candidatos del Partido Revolucionario Institucional-- ganar la confianza y con ello el voto, sea tan sencillo traicionar el mandato general. Nadie –podemos asegurarlo-- otorgó su voto, por ninguno de ellos y ellas –aquí cabe la diferenciación--, para llevar consigo una representación inactiva. Nadie votó para estancar al estado y su avance, víctimas de una lucha por el poder, que además habrá de acabarse en pocos meses.
¿Sus dietas y salarios son cobrados en el mismo porcentaje de los días laborados o en base a la eficacia legislativa? ¿El aguinaldo correspondiente a 2011 será entregado a un fondo –como dicen que se hizo el año pasado-- para beneficios diversos, en lugar de que se lo adjudiquen sin razón? ¿Se justifica la ampliación presupuestal, ante la irracional forma del dispendio y acabarse los dineros programados para el año que corre? ¿Es correcto que el Ejecutivo cumpla con la entrega de cerca de 100 millones de pesos –que según dicen ya habían negociado-- para seguir con sus luchas partidistas ajenas a la sociedad general?
¿Es válido que se erijan en benefactores de sus propias reglas, al permitirse ir a próximas campañas políticas sin dejar su curul? ¿Cuál es el papel entonces de los diputados suplentes, que fueron electos bajo otros esquemas y otras reglas vigentes en ese instante?
¿Es entendible que por sus divergencias o intereses de partido mantengan sin definir una magistratura que aunque no sea indispensable para el desarrollo del Poder Judicial, por mero respeto al equilibrio de poderes, el Tribunal Superior de Justicia debiera estar conformado al 100%? ¿Es comprensible que ahora amenacen al Poder Ejecutivo con el tema presupuestal y hablen de redistribución de los recursos para beneficio social cuando ellos mismos, los 33, son cómplices de derroche, dispendio y gasto inaudito?
Culminó septiembre, el mes determinante para realizar cualquier modificación al tema electoral aplicable a la jornada de 2012. Como era de esperarse, los diputados dejaron correr el tiempo, nada se los impide. Seguramente a partir de octubre hablarán de esquemas democratizadores que de proceder, estarán al alcance para el 2015. Quedaron pendientes avances tan importantes como las candidaturas ciudadanas o independientes. Tampoco fue menester avanzar en la depuración y facilitación de la organización de esquemas como el plebiscito, el referéndum, la iniciativa ciudadana, la revocación de mandato y otras que acercarían a la sociedad con las decisiones de autoridad.
Les queda más de un año como representantes ciudadanos. Podrían revertir no solo la mala imagen, que es lo que menos nos interesa, sino el rezago inaudito que han generado en su desempeño y que nos golpea a todos por igual. No creemos que lo logren, para nuestra mala fortuna. El esquema de fracciones partidistas además de complicado se advierte corrupto, ajeno al sentir social. Nos consta. Varios de ellos han hecho esfuerzos por revertir esta dinámica vergonzosa pero son voces en la mitad del desierto.
Todos, los 33 diputados, son ubicados como una bancada nini; nula en su trabajo y sí muy hábil para el dispendio. Diputados empeñados en el beneficio personal y de grupo, pero jamás a favor de sus representados. Esta Legislatura supera en ingobernabilidad, desatención, desorganización, estancamiento, desconocimiento, insensibilidad, incapacidad y muchos otros calificativos negativos, a sus antecesores y esperemos que a quienes les sustituyan.
En fin, estamos ante la amenaza de lo que dejarán de hacer –ojo, no en lo que harán-- nuestros actuales legisladores. Ni pichan, ni cachan, ni dejan batear.