En Jojutla.
Jojutla.- El Año Nuevo se vivió de diferentes maneras en la colonia Zapata de Jojutla, una de las zonas más afectadas por el terremoto del pasado 19 de septiembre. Hubo desde quienes pudieron reunirse con su familia y amigos, hasta quienes consideraron que no había nada que celebrar. La coincidencia es que esperan que este 2018 sea mejor y puedan contar con una nueva casa.
Ernestina Valentín Bautista señaló que en la Navidad alguien le regló un pollo que compartió con su familia. Esperaba que este fin de año ocurriera algo semejante, pero no fue así. Sin embargo, llegaron sus hermanas con la cena y armaron la convivencia familiar en la calle.
“Aunque sea pobremente, nos juntamos todos aquí afuera a echar relajo”.
Dijo que espera que en 2018 pueda contar con su casa nuevamente, aunque reconoció que podría llevar mucho tiempo.
Recordó que fue un año difícil y entre lágrimas recordó los hechos inéditos del 19 de septiembre.
“Es triste, todos tienen su casa, su familia, su cena, y nosotros hemos pasado frío y no nos podemos componer de la tos y la gripa, desde que comenzó el terremoto”.
Por su parte, María Luisa Ávila, otra vecina, comentó que la noche del 31 de diciembre estuvo tranquila, sin problemas y destacó las diferencias con relación al año pasado.
“Antes del sismo, compartíamos la cena con la familia y pasábamos un rato más agradable; ahora, estamos en una casa de campaña, somos pocos, cenamos y nos retiramos a descansar. Le doy gracias a Dios que nos sigue prestando la vida y doy las gracias a todas las personas que nos han apoyado”.
Para Teresa Luvianos fue un día como cualquier otro, ya que por el duelo que mantienen por la pérdida de su suegra, que murió a consecuencia del sismo, no hizo ningún tipo de festejo.
“En el temblor perdí a mi suegra, además de la casa. Para nosotros no fue agradable y por eso no festejamos, no nos reunimos. Nos dormimos temprano, con la tristeza de no contar con nuestro ser querido”.
No obstante, reconoció que, de alguna manera, con fe y esperanza, debe salir adelante.
María Elena Vargas Cedillo dijo que pasar estas fiestas sin casa es desesperante.
“No se ha solucionado nada, estamos a la intemperie, con escasez de todo, agua luz, las incomodidades. En estas casitas se siente un calorón por el día y un fríazo por la noche, además de la inseguridad”.
Pese a todo, mencionó que se reunió un rato con su hijo, que llegó a visitarla, ya que “no hay más para festejar”.
Manifestó su deseo de que el Gobierno del Estado sí cumpla con su compromiso de construir sus viviendas.
“Es frustrante estar en esta situación, y no poder hacer nada, el que lo puede hacer todo, es el gobierno. Que nos dé el Fonden para construir”.
Para María Alejandra Bautista también este Año Nuevo fue totalmente diferente.
“Vivimos en estas casitas y pasamos mucho frío, no es lo mismo que tengas tu propia casa”.
Expuso su deseo de reconstruir vivienda a la brevedad posible, porque actualmente tiene una tienda de campaña, pero no en su terreno.