Si se utilizan agroquímicos agresivos se daña la población de insectos.
Jojutla.- Para proteger las abejas y sus colmenas, que –además- son muy importantes para la polinización, apicultores de la región proponen que se trabaje de manera coordinada con los agricultores para evitar que las agroquímicos que utilizan dañen a la población de insectos.
Alejandro Toledo, dedicado a la apicultura en Tehuixtla, refirió que cuando las abejas mueren, las cosechas disminuyen.
“Nos vemos afectados, igual que los compañeros agricultores, por el temporal, por la disminución de las cosechas, por todos los agroquímicos que se utilizan. Ellos no tienen la culpa, porque ya estaban certificados supuestamente, pero resulta que de repente son muy agresivos, como el caso de hace tres años y medio con el sorgo, que a todos nos pegó, a agricultores, apicultores y tuvimos disminución en cosechas y mortandad en abejas”.
Dijo que lo indicado es que los apicultores trabajen de manera coordinada con los agricultores para ver las temporadas de cosecha, tanto de ellos como las de carga de miel de las abejas, para saber cuándo usar, cuándo echar los pesticidas y cuándo no, y la calidad o la agresividad de estos mismos. Estar certificados para que sepan los beneficios, o qué afectación pueden causar a las abejas.
Destacó que en Tehuixtla ya hay ejemplos de esta cooperación, pues un señor que tiene varios campos de angú metió colmenas y le benefició mucho en la producción de ese producto, y a la vez él fue capacitado por los apicultores para no fumigar en ciertas épocas del año y que sus agroquímicos sean menos agresivos.
“Ahí se está haciendo un ciclo y se está volviendo sustentable el uso de abejas”.
Enfatizó que las abejas son muy importantes para la polinización.
“Es un ciclo. Si tú avientas pesticidas muy agresivos, van a morir las abejas. Como el caso del sorgo de hace tres años y medio, se vio la afectación, los apicultores fueron a Sagarpa, expusieron sus casos y al siguiente año no se usaron. Si no hay polinización, no va a haber tanta cosecha, no va a haber alimento para animales, no habrá frutas. Si las abejas mueren, tenemos cinco años de vida los seres humanos porque dependemos directamente de la polinización de las abejas”.
Refirió que –afortunadamente- el problema ya está más o menos controlado, pero se debe mantener esta cooperación para evitar que se utilicen fungicidas que afectan a las abejas, como ocurrió hace 30 y hace menos de cuatro años.
“Antes de que aquí se prenda el foquito rojo, debemos empezar a atender y a prepararnos con certificaciones, con apoyos, tomar cursos, certificaciones y de ahí sistematizarlo en todos los apiarios”.