Padres de familia piden justicia para el dirigente de ese plantel de Jojutla, que fue asesinado en el municipio de Tlaquiltenango.
Jojutla.- Con aplausos y música de viento, así como con demanda de justicia, la tarde de este lunes, padres de familia y maestros despidieron a Mario Quezada Torres, director de la Escuela Primaria “Venustiano Carranza” de este municipio, que está ubicada en la colonia Emiliano Zapata.
El profesor fue encontrado sin vida, la mañana del domingo, en el municipio de Tlaquiltenango, con impactos de arma de fuego.
Ayer realizaron el funeral en su domicilio, en la colonia Gabriel Tepepa de Tlaquiltenango, desde donde fue trasladado –alrededor de las dos de la tarde– al plantel del que era director desde hace muchos años.
“No es posible que muriera así; era un profesor, no le hacía daño a nadie”, comentó una madre de familia que sostenía unas flores, afuera de la escuela, ya que no le permitieron ingresar.
Otra más, con lágrimas en los ojos, comentó que había hecho mucho por la escuela, ya que se reconstruyó totalmente después del sismo del 19 de septiembre de 2017 y apenas en 2019 la habían entregado.
“No es justa su partida… Era conocida la calidad de persona que era el director. Sin embargo, son los designios de Dios; hay que acompañarlo en las oraciones y en la exigencia de justicia. Nuestra sociedad no puede seguir viviendo situaciones tan lamentables como las que hemos vivido”, dijo en la ceremonia el presidente municipal de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante.
Algunas personas no sólo lamentaron el hecho, sino que todavía no lo podían creer.
En relación el hecho, autoridades informaron que Mario Quezada Torres fue asesinado en un camino de terracería, en los límites de la colonia Gabriel Tepepa con la Afredo V. Bonfil de Tlaquiltenango, la mañana de este domingo.
De acuerdo con versiones recabadas, el cuerpo presentaba varios impactos de arma de fuego.
Al salir la carroza de la escuela, los presentes también despidieron con aplausos al docente, que visitó por última vez la escuela, para ser trasladado a su última morada, el panteón de Tlayehualco.