La mañana de ayer, un grupo de ejidatarios se instaló sobre la carretera Zapata-Zacatepec, a la entrada del poblado de San Miguel 30, con la intención de bloquear el camino para urgir a las autoridades a una solución. Sin embargo, desistieron del movimiento, ya que aseguraron que se iniciaron pláticas para encontrar un arreglo.
Humberto Castro Quintero, integrante del núcleo ejidal, explicó que las inmobiliarias De la Riba, Homex y Parelli construirán en conjunto 10 mil viviendas en las faldas del cerro de Atlacholoaya –de las cuales ya se tiene un buen número edificadas y habitadas–, lo que está ocasionando la pavimentación de grandes superficies. “Esto ocasiona que los excedentes de aguas pluviales y también de drenajes crudos, los están dirigiendo hacia nuestros canales (de riego), que aumentan su volumen y no tienen la capacidad para retener gran cantidad de agua. Anteriormente, esa agua la consumían los mantos freáticos del cerro; hoy, cubiertas de cemento, y por consiguiente, en el cemento resbala y cae a nuestros ejidos, contaminándolos.”
Dijo que esta situación comenzó con las primeras lluvias, donde ya se presentaron desbordamientos de canales, afectaciones en producción de peces, estanques, árboles frutales y erosión en las barrancas.
Castro Quintero aseguró que se ha notificado de la situación tanto a las empresas constructoras como a las autoridades, sin ningún resultado hasta ahora.
“Las empresas dicen que cuentan con los permisos, pero nosotros investigamos y no cuentan con los permisos de impacto ambiental ni ecológicos, y si los tienen, creo que están mal hechos, porque aquí está la afectación,”
Mencionó que son aproximadamente 109 los ejidatarios afectados, pero el problema no se circunscribe sólo a ellos, sino a toda la población de San Miguel 30.
Anticipó que realizarán una asamblea –probablemente ayer mismo– a la que convocarían tanto a ejidatarios como pobladores, para llegar a una solución. “Creo que nuestra actitud sería drástica para encontrar una solución porque nos han llevado por semanas, por meses, y no hay ningún arreglo.”
Consideró que hay posibilidades de solución, si las constructoras “se retiran de la intolerancia que han tenido, porque la cuestión de la tecnología puede hacerse, pueden ademarse canales, pueden hacerse presas para retener esos líquidos para que sean procesados”.