Pero no se corrige esa situación.
Jojutla.- De acuerdo con el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), la productividad de un Congreso se mide en función del número de iniciativas de ley que presentan los diputados, pero esto lo único que genera son leyes mal hechas, con duplicación de las mismas o exceso de normas, consideró el secretario técnico de la comisión de salud del Congreso de Morelos, Omar Cerezo.
Entrevistado en esta ciudad en ocasión del taller que se ofreció a jóvenes, precisamente acerca de técnica legislativa, el especialista deploró que el criterio de productividad de una institución sea el número de iniciativas de ley que presenten.
“Hay cosas que ya están legisladas y no necesitan más legislación, sino que se conozcan; pero en el afán de cumplir, legislan sobre lo que sea, a veces cosas completamente irracionales por cumplir con la cuota y esto lo único que ha generado es más y más y más leyes, que no todo mundo las conoce. Es Imposible conocer una cantidad abrumadora de leyes, a veces ni siquiera conocemos una sola ley a profundidad y tenemos cientos y cientos y cientos de normas todo el tiempo”, apuntó.
Resaltó que con ese criterio, en la actual legislatura morelense, tendrían que hacerse dos mil 400 leyes. “¿Quién va a leer todo eso? A veces repiten lo mismo, o se contraponen, o son confusas. Con toda esa maraña de leyes, el ciudadano queda más confundido”.
Consideró muy importante que los ciudadanos, como “patrones” de los diputados, conozcan más de esta situación, para pedirle “a sus empleados”, que no repitan las normas. “Que sean cuidadosos y hagan solamente normas que sí funcionen y eliminen el exceso de leyes”.
Opinó que el Congreso debe dedicarse a hacer solamente las leyes que sean necesarias, pocas, pero que todos comprendan y que se puedan aplicar para tener una mejor convivencia.
Reveló que en el estado de Morelos se hacen más o menos 700 leyes al año, pero la capacidad de procesar tanta carga de trabajo es muy limitada; tanto por el tiempo que se tiene para determinar un proyecto, como por la cantidad generada.
“Cada proyecto tiene un máximo de 60 días para dictaminarse y llevarse a votación para que se apruebe, pero si hay sobrecarga de trabajo se requiere de más personal, pero meter más personal significa más presupuesto, lo que genera una molestia comprensible, porque se ejerce más presupuesto y aun así es insuficiente el trabajo”.
Lo que se tiene que hacer, estimó, es legislar lo que sí se tiene que corregir, que implica reducción de tiempos, de personal, de presupuesto, y hacer un trabajo más eficiente que tenga como producto final leyes que sean más útiles, que todo mundo pueda aplicar.
Consideró que para calificar a un diputado, más que hacerlo por el número de iniciativas, debería hacerse en términos de que tan cerca está de los ciudadanos, para consultarlos acerca de las conveniencias de votar por tal o cual ley, para que al momento de votar en el pleno, lo haga con el respaldo de la ciudadanía, haciendo verdadero el principio de la representación de ese voto, no dominado por intereses de partido ni por componendas, sino venga normado por el interés de los ciudadanos