El pasado 14 de mayo, la Policía Municipal detuvo a tres hombres, de la cerca de veintena de colonos que se oponía a la construcción de un drenaje, aparentemente pluvial.
Vecinos de la Unidad Infonavit “Higuerón” aseguran que se inundan desde hace varios años debido al crecimiento urbano de la zona, que impide el adecuado desalojo de agua pluvial y por ello gestionaron la introducción de ese drenaje, que tiene que pasar por varias calles, entre ellas, la González Ortega y el bulevar Lázaro Cárdenas. Los primeros en protestar fueron los vecinos del bulevar, pues aseguran que desde que se rehabilitó dicha avenida, más de 20 años, todos acordaron que no se rompería el pavimento, ya que tuberías de agua y drenaje, pasan por un costado, pero el nuevo drenaje pluvial pasaría por un tramo sobre la misma avenida, incluso, la obra de detuvo por varios días.
El gobierno de Enrique Retiguín cometió un grave error: revelar que la obra era para drenaje, pero no pluvial, sino sanitario para el Fraccionamiento “Villas de Jojutla”. El responsable de la obra, Marcos Rodríguez, director del sistema de agua, mostró un plano en el que se leía claramente que era para drenaje sanitario y eso irritó a los vecinos, quienes insisten en que el fraccionamiento debe contar con planta de tratamiento. ¿Por qué el municipio tenía un proyecto para drenaje de Villas? ¿Realmente fue un error u originalmente estaba concebido así? Las sospechas afloraron en los colonos, a quienes ya no hicieron cambiar de opinión respecto al tipo de drenaje y el gobierno ya nunca pudo corregir el error. Adicionalmente, a Marcos Rodríguez, ingeniero agrónomo, los vecinos no le daban mérito como constructor. Hasta ahí, lo que necesitaba el gobierno era convencer a los vecinos de la colonia Cuauhtémoc de que el drenaje era necesario para resolver un problema de inundación en la Unidad Infonavit, o buscar alternativas técnicas para hacerlo en otro lado. Pero no pudo ni una cosa ni otra.
Con el antecedente inmediato –el 26 de abril– de que el gobierno municipal había desalojado con la fuerza pública a un grupo de simpatizantes de los vendedores ambulantes que exigían ser atendidos, el gobierno de Enrique Retiguín aplicó la misma medicina a los inconformes con la introducción de drenaje de la calle Cuauhtémoc. Ciertamente, el operativo contra los ambulantes le causó incluso simpatía al gobierno de algunos ciudadanos, que veían lo que creían era la aplicación de la ley.
Pero esta vez fue diferente. Los colonos que protestaban contra el drenaje lo hacían con el argumento de que el gobierno los engañaba, que quería en realidad construir un drenaje sanitario. Pero el tratamiento que le dieron fue el mismo que usaron contra los ambulantes: otra vez enviaron la fuerza pública. El lunes 14 de mayo, elementos de Seguridad Pública detuvieron a tres personas –hombres los tres– por esta oposición y se los llevaron a la cárcel. Con esto, se presentaron denuncias penales por abuso contra la Policía; diversos grupos sociales y políticos se han unido a las protestas contra el gobierno municipal que califican de “represor” y lo más importante, el proyecto de drenaje se pospuso de manera indefinida.
En el operativo estuvo presente el secretario municipal, César Bahena, quien fue el que dio la orden de detener a las personas. Él es en realidad el ejecutivo. En el historial de la administración también se cuenta la detención de opositores al relleno sanitario, el de los ambulantes y ahora éste. Ninguno ha servido para resolver nada.
Desde que asumió el poder, el alcalde Enrique Retiguín no lo ha ejercido. Ha delegado en otros su responsabilidad. No hay criterios ni liderazgo en el Ayuntamiento. Nadie da la cara. Cada quien hace lo que quiere y lo que le conviene, nadie ve por el ciudadano. Los regidores sólo son comparsas del alcalde. En sus más de dos años de gobierno, hay más decisiones desatinadas que soluciones a la problemática municipal y no se ve idea ni proyecto a este gobierno.
Generalmente la infraestructura es bien recibida por todos los ciudadanos, pero si el gobierno ni siquiera pudo convencer a un grupo de las bondades del mismo –si es que así era–, entonces poco se puede esperar de problemas más complejos.
Parece que esta administración no llegó a gobernar, sino a estirar la mano y a ver qué se lleva.