La Canaco solicitó información de la rehabilitación del parque, en cuanto a presupuesto y demás detalles técnicos, y la respuesta fue al estilo del viejo programa cubano “La Tremenda Corte”. En ese programa, el personaje central era José Candelario “Tres Patines”, sujeto que enredaba todo y daba respuestas sin sentido al juez para justificar sus pillerías y no fuera condenado a un castigo (aunque al final siempre terminaba pagando una pena).

Pues así fue la respuesta del sedicente ingeniero, director de Obras Públicas, cuando le preguntaron acerca de dicha obra. Por escrito, Diego Mariaca, titular de la dependencia, respondió a la petición de detalles de la obra: “…se trata de una donación privada por un monto conforme al proyecto aprobado y supervisado por esta dirección y que será de la cantidad requerida por la empresa contratista para llevar a buen término la obra”.

Con esta respuesta, mucha razón tuvo la Canaco en indignarse, llamar “cantinflesca” la respuesta y cuestionar la capacidad del titular de Obras Públicas, pues por muy mal estudiante que haya sido, el funcionario debe saber que toda obra va acompañada de un presupuesto y de un plano con dimensiones reales a escala y programa de obra.

Pero el director de Obras contestó así por varias razones; la primera, porque este gobierno no tiene vocación de informar, sino de ocultar; no tiene compromiso con los ciudadanos y conteste lo que conteste, no tendrá consecuencias. No habrá un superior que regañe al director de Obras por las pavadas que responda. Peor aún, al contrario, lo podrían felicitar por evitar dar la información que los ciudadanos requieren y que el gobierno está obligado a dar. No habrá consecuencias, porque sus superiores están iguales o peor; no podrían explicar las razones del porqué tantas cosas están mal.

No, no habrá consecuencias. Y es que desde el presidente municipal, pasando por todas las jerarquías que le siguen en orden decreciente, no se sienten con responsabilidad para con el municipio. La responsabilidad de los funcionarios se limita a obedecer al alcalde y como éste no les exige profesionalismo, sencillamente no lo hay.

Así pues, en lo que resta de la administración, seguiremos escuchando respuestas insensatas, ambiguas, vagas, sin fundamento, al estilo de “La Tremenda Corte”.