El titular de la dependencia estatal, Topiltzin Contreras, comentó que ya existe un modelo de ordenamiento, pero no está formalizado. “Tenemos que actualizar lo que ya se había hecho; una vez que tengamos un modelo, que deberá ser construido con la ciudadanía, a través de una serie de consultas para que la gente opine, lo raye, le mueva los polígonos de acuerdo con lo que ellos quieren, se publique y se tenga este instrumento legal”.
Señaló que el documento debe abarcar 90 capas de información, tal como uso actual del suelo, toda la parte ambiental, pero también la parte social y la económica.
“Incluirá actividades productivas importantes y lugares culturales importantes. Con todo eso se construyen una serie de unidades que se llaman Unidades de Gestión Ambiental, (UGAs), que son las pequeñas porciones de territorio donde se establecen una serie de políticas de uso”.
Citó como ejemplo que si se cuenta con una porción de selva baja que tiene la vocación forestal, lo mejor es que se mantenga así, o si la zona cañera confirma su vocación productiva, también se determine que se quede así, lo que limitará otro tipo de actividades que las afecten y “no convirtamos nuestras haciendas agrícolas en unidades habitacionales, por ejemplo”.
Destacó que en esta región existen paisajes “preciosos” que se integran a los valles cañeros “y esos paisajes tenemos que conservarlos como son”.
Consideró que “echándole ganas”, en cuatro meses se podría ya contar con el ordenamiento ecológico de este municipio.
Apuntó que a la fecha se cuenta ya con el documento de 30 municipios, pero sólo siete han sido publicados y el lunes pasado se publicó el estatal.