Cuautla.- Las niñas, hijas de migrantes indígenas, representan a uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, ya que cuando llegan a Morelos, son las últimas en poder entrar a una escuela porque se enfatiza su desventaja, al tomar el papel que corresponde a la madre y ésta a su vez sale a trabajar al campo.
“Son diferentes realidades, las migrantes son las que más observamos, están en la vía pública, de manera que en ellas la niñez se pierde y toma roles de adulta, los cuales se repiten”.
Lo anterior, fue señalado por Josefina Hernández Rivera, integrante de la agrupación “Mujeres con Igualdad”, quien observó que “es importante hacer una reflexión del por qué queremos que las niñas también cuenten, pues han quedado invisibilizadas en cuestiones que viven en el país”.
“Y sobre todo haciendo énfasis de estas familias indígenas que llegan con sus niñas a la ciudad y su vida aparte, de que cambia, ellas quedan descartadas del ejercicio de sus derechos porque las adultizan, ya que deben de comenzar a trabajar, cargar al niño desde que tienen cuatro años o sea se les dan roles que no les corresponden todavía y su derecho al juego se termina de manera abrupta”, finalizó.
Asimismo, agregó que “de manera marcada, las posibilidades de que ellas asistan a la escuela se disminuyen de manera importante, de manera que se van creando roles que finalmente se repiten a través del tiempo y las generaciones, pero que están más arraigados en este grupo social”, concluyó.