La superficie sembrada de agave en el estado de Morelos suma 750 hectáreas, ya que dicho cultivo fue impulsado desde el año 2000 por el gobierno estatal, bajo la idea de que la producción sería absorbida por los industriales tequileros del Bajío. Tal proyecto se vino abajo debido a las restricciones de la denominación de origen que circunscribe a once estados, entre los cuales no se encuentra Morelos. Esta situación la conocieron los productores al levantar las primeras cosechas ocho años después de haber sido inducidos a ocupar sus tierras con el agave azul, Tequilana weber.
En 2007, ante la caída del mercado prometido, un grupo de productores buscaron alternativas. Por medio de la gestión del senador por Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, ante la Secretaría de Economía, a través de los programas de apoyo a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), lograron desarrollar un modelo de agronegocio bajo el esquema de integración de empresas.
Para la exportación se diseñó una estrategia de mercadeo que dio como resultado una presentación artesanal en botellas de medio litro. Para lograr introducirse, debieron cumplir con las normas de calidad que rigen en el mercado europeo.
A la venta de destilado de alta calidad, los productores morelenses de agave vislumbran agregar otros aprovechamientos, como la producción de inulina, enzima de gran demanda en la industria farmacéutica, así como de mieles y fibra para la industria forrajera. Para ello se han vinculado con instituciones educativas y de investigación, como el ITESM campus Morelos y el Centro de Productos Bióticos del IPN, asentado en Yautepec.