–hoy es el centro infantil del mismo nombre-- y todavía niño se mudara a la callejuela hermosa, de Tepetates, que oficialmente se llama Arteaga, pegado a otro que fuera también presidente municipal siempre bien recordado, Pepe Castillo Pombo, que le puso sello de origen a esa cuadra añorada. Desde aquellos tiempos de la vendimia con don Luis Roa en una esquina y en la otra don Raúl Vértiz, con su fruta cortada expuesta sobre grueso hielo y los vitroleros grandotes con los colores de la bandera: verde del limón, el blanco de la horchata y el rojo de la sandía, a los actuales, que sigue el bullicio del comercio un tanto más ordenado. Una calle colorida, tanto, que invitamos al lector a que, entrada la noche, diez, once, doce, detengan su auto en la esquina de Matamoros y Morrow y miren hacia abajo: una postal que provoca orgullo: al fondo la iglesia de Tepetates y su angosta calle alumbrada, seguro va a arrancar nostalgias y con gusto, una que otra lágrima.
Ayer se nos adelantó Jesús: regidor, diputado local, presidente municipal de Cuernavaca, diputado federal en funciones, secretario general de gobierno en un momento crucial de la pasada administración, buen administrador pero mucho mejor persona, un hombre decente. Buen hijo, esposo, excelente padre, hermano leal, Jesús nunca descuidó detalles ni de sus amigos. Inevitable decir que era el militante del PAN con el mejor perfil para la competencia que ya vivimos, pero también obligado comenzar que si no hizo el intento de encarar lo interno de la política blanquiazul; era porque su pelea, la verdadera, la libraba en contra de un mal que lastima y lastima a la humanidad y ha cobrado miles de víctimas que nos han dejado físicamente. Lo vivimos y hoy, sinceramente, sentimos la ausencia de Jesús Giles Sánchez, morelense, cuernavacense y honorable ser humano.
A su familia le enviamos un abrazo fuerte, y el reconocimiento a él aquí lo guardaremos, porque era de los hombres que valen.
Amado, Peña y la hora de la verdad
Amado Orihuela Trejo, estaba obligado al guardado de formas y a respetar la ley. Ayer con la presencia de Enrique Peña Nieto, el inminente vencedor de la justa presidencial –según los que saben de encuestas y ambientes sociales y políticos-- arrancó su campaña en busca de recuperar para el PRI el gobierno del estado. Naturales las especulaciones, la crítica (sobre todo la pagada, la que todos conocen) va a hacer lo que debe y otros, los que hacen su tarea, dirán lo que haya pasado en un acto que puede ser el menos importante, de los que esperan en los siguientes días a ambos candidatos: el armado o la consolidación de sus estructuras. Hoy es fiesta porque viene Peña Nieto, lo que sigue es vital y hay poco tiempo.
Porque las elecciones se ganan con votos, un pequeño sector es influenciado por la propaganda callejera, o la gacetilla sucia. Normalmente a estas alturas del encuentro, los que van a votar ya saben por quiénes lo van a hacer y no obstante que existe el voto diferenciado, su porcentaje es menor por razones que nos gustaría conocer exactamente, pero pasan inevitablemente en el camino de lo cultural.
Aquí vamos a exponer un asunto que pudiera inquietar a uno que otro interesado: el candidato y partido que va a ganar el gobierno del estado el primer domingo de julio, ya debe no sólo intuirlo sino sentirlo a plenitud. El trabajo previo, la organización, el manejo profesional en esta etapa, es un indicador. ¿Quién lo ha hecho? El que tenga alrededor de 120 ó130 votos por casilla en Cuernavaca, digamos, ya ganó. No es un secreto para los que saben de etas operaciones. En la entidad el tenor va por donde mismo. Si en esa área electoral no se ha hecho nada, es por demás, que las semanas que faltan son mínimas.
En Morelos habrá dos factores adicionales, que son Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. El primero no obstante, las naturales estrategias de sus contrarios que le avientan lo que pueden a su paso, mantiene el ritmo y sólo que él lo provoque con alguna mega tontería, pierde. Obviamente que su influencia va a incidir en votos que ayuden a los candidatos priistas. Pero el mexiquense necesita que sea al revés: que no se cuelguen en su espalda sino, que le aporten a lo que ya tiene, y esa es la chamba de Amado y compañía, por llamar así a los priistas; empezando por la dirigencia y terminando con el más importante y modesto responsable de casilla. El otro elemento llamado Andrés Manuel López Obrador, hace seis años convirtió a Morelos en una tierra donde la diferencia entre él y al que finalmente le alzó la mano el IFE—TRIFE, fue notable. El tabasqueño derrotó en toda la línea a Calderón, pero Morelos fue pírrico y evidenció lo que tanto criticamos, pero persiste: en el mapa nacional electoral, nuestra entidad no es factor determinante, de ahí el desinterés que muestran las jerarquías nacionales priistas o cuando gobiernan, las presidenciales. Habrá de esperar resultados para saber si la influencia de López Obrador fue de apoyo a Graco Ramírez Garrido Abreu. Los candidatos a la presidencia y al gobierno, están confrontados, Andrés Manuel sabe que será casi imposible que gane. Sabe AMLO que algunos personajes con él ligados lealmente, van a estar bien ubicados, por eso en Morelos le ganaron “Los Chuchos”.
Si el PRI tiene lista la estructura, donde realmente se gana, el evento de ayer es de publicidad pero no incide en los resultados. Y según nos dicen, en el PRI ya han armado su estructura. Qué más decir.