Hace no mucho, una compañera de la oficina escuchó que yo no había desayunado y amablemente me ofreció una pequeña manzana que tenía en su bolsa. No era ni la más grande, ni la más brillante. Distaba mucho de ser perfecta pero al morderla supe a lo que sabe la Gloria.
¿Por qué les estoy contando esto? ¡Ah claro! Porque resulta que el lugar que dio origen a semejante delicia es un paraíso poco explorado pero muy digno de una escapada otoñal para los amantes de los climas frescos y el bosque.
Quienes visitan Zacatlán, en el estado de Puebla, perciben niebla y frío, como si alguien hubiera levantado la comunidad entera hasta las nubes. En un instante las calles se colman de niebla y no es posible ver ni la punta de la nariz. Sin embargo, este fenómeno no deja de ser sugestivo y atrayente.
En el pueblo lo que destaca es un enorme reloj floral en el Centro Histórico, el cual marca el ritmo de vida de este pueblo de sortilegio.
La barranca de Los Jilgueros muy cerca del centro de este lugar, que se incorporó al programa de Pueblos Mágicos en el año 2011, nos regala una de las vistas más espectaculares de la Sierra, esto sin mencionar que podrás admirarla desde un puente de cristal.
Obviamente una de las cosas que mejor se hacen tienen que ver con manzanas porque la producción de este fruto es la principal actividad económica. Así que sidras, jaleas, y lo que se te ocurra con manzanas puedes degustarlo ahí.
Cada año Zacatlán produce alrededor de 320 mil botellas de sidra rosada, gasificada, dulce, natural, de pera y durazno.
Si buscas la aventura un viaje al Valle de Piedras Encimadas es para ti, ahí podrás admirar formaciones rocosas formadas a través de cientos de años.
El nombre del lugar deriva de los vocablos en náhuatl, zácatl (zacate), y tlan (sufijo de lugar) que significan “lugar donde abundan los zacates”.
Zacatlán es famoso por su antiguo Conjunto Conventual Franciscano y por su tradición relojera que data de inicios del siglo pasado, así como por los paisajes de ensueño cubiertos por la niebla.
Entre sus principales atractivos destaca la Plaza de Armas, el Reloj floral, la Parroquia de San Pedro y San Pablo, el Museo de Relojería y Autómatas Alberto Olvera, así como el Conjunto Conventual Franciscano y las bellezas naturales del Valle de Piedras Encimadas y la Cascada Tulimán
Lo mejor es que realmente está súper cerca pues se localiza en la parte Noroeste del estado. Sus colindancias son al Norte con Chiconcuautla y Huauchinango, al Sur con Aquixtla y Chignahuapan, al Oeste con Ahuacatlán, Tepetzintla y Tetela de Ocampo.
Zacatlán se extiende al pie de una colina llamada antiguamente de «San Sebastián» que se ubica al poniente de la ciudad. El inicio de su traza inicial se va a dar a mediados del siglo XVI con la llegada de los misioneros franciscanos.
Por el año de 1524 llegó al rumbo de San Pedro Atmatla barrio perteneciente a Zacatlán, precisamente por arriba de la cascada del mismo nombre, un grupo de españoles y frailes franciscanos con la intención de tomar la población.
Instalado en la plaza cívica de la ciudad, cuenta con dos carátulas, cada una de cinco metros de diámetro, esta característica lo hace ser el primero y hasta ahora, el único reloj en su género en todo el mundo, además tiene nueve melodías que pueden ser escuchadas en diferentes horas durante el día. Al estar en Zacatlán tomarse la foto en el reloj, ¡Es obligatorio!
Otra cosa obligada, como en cada pueblo de México, es su mercado. El Mercado Municipal Revolución está ubicado tres cuadras al poniente de la plaza central, al visitar este espacio aún se puede vivir el típico ambiente que ha caracterizado a estos lugares, en donde encontrarás una gran variedad de productos del campo, frutas de la región, artesanías y gastronomía en sus típicas cocinas y también los días viernes y domingos se coloca una plaza donde vienen gente a vender los productos que ellos elaboran.